Julio Martinelli es programador. Como su profesión exige estar siempre actualizado, se anotó en un seminario para aprender un lenguaje nuevo que cursará en Europa. Lo que a muchos les resulta llamativo, es que Martinelli tiene 70 años.
Están quienes se sorprenden "positivamente" ante casos como este, y le dicen que su vida "está muy bien para su edad". También están quienes desconfían de que a su edad pueda seguir siendo idóneo para su profesión. Martinelli y otros profesionales de su generación explican que la discriminación etárea es el último tipo de discriminación socialmente aceptado.
Así como quienes pelean por la igualdad de género o porque no se los discrimine por apariencia o su peso; muchos lo hacen para que no se los discrimine -laboralmente o en otras circunstancias- por su edad. Dicen que es una lucha con mucha menor visibilidad, pero es la próxima batalla por la inclusión.
La discriminación hacia mayores de 50 años que se sienten jóvenes y están capacitados para trabajar en puestos de responsabilidad no es un tema menor.
En la Argentina, más de un cuarto de la fuerza laboral tiene más de 50 años, y ese porcentaje se incrementará en forma empinada en los próximos años, explicó a La Nación el economista Ergasto Riva, de la dirección de Estudios Macroeconómicos y Estadísticas Laborales del Ministerio de Trabajo.
Por estructura demográfica, la Argentina es uno de los países más viejos de América Latina. En un trabajo titulado Jóvenes con mandato cumplido: la inserción laboral de los mayores de 50 años, Riva advierte que, si bien la parte de los adultos mayores de la pirámide demográfica se está ensanchando, hay una mayor propensión en este segmento etario a dedicarse al cuentapropismo.
Es que mientras que los avances medicinales están ampliando la posibilidad de vivir más décadas en condiciones saludables, las empresas y el Estado, por una cuestión de costos y de prejuicios, multiplican sus barreras de discriminación para mayores de 50. Según un trabajo de la consultora Candexar, en el país más de ocho de cada diez búsquedas laborales excluyen explícitamente a los mayores de 45 años.
Por todas estas circunstancias, personas como Martinelli, o como el emblemático DJ Sumiko Iwamura, que triunfa a los 83 años habiendo comenzado a formarse a los 77, se plantan para dejar en claro que tienen mucho para dar y piensan hacerlo.