El crimen de Fernando Javier Juncos, de 28 años, hijo de un reconocido exfutbolista, ocurrido hace un mes, recibió una sentencia en tiempo record. El asesino fue condenado a 17 años de prisión, convirtiéndose así en la sentencia más alta dictada a partir de la reforma judicial que apuntó a agilizar los procesos.
Las pruebas del caso eran contundentes luego de que el asesino se entregara por presión de los vecinos, por lo que el fiscal Horacio Cadile, que lideró la investigación, expuso el caso en una audiencia inicial y "multipropósito" y un juez dictó la sentencia. A pesar de que se trató de un juicio abreviado a raíz de que el imputado confesó los hechos, las autoridades locales aseguraron que los plazos, incluso en este tipo de casos, comenzarán a reducirse de manera considerable, ya que se acortan instancias del proceso.
El condenado, Mariano Lorenzo López Moya, alias el "Mariachi", con antecedentes por robos, había sido señalado por los vecinos como presunto autor del homicidio. El episodio ocurrió el 25 de agosto cuando Juncos comía un asado con sus amigos hasta que apareció el acusado, ajeno al grupo, que al no ser aceptado en la reunión mostró un arma y disparó contra el grupo de amigos. El balazo hirió en la cabeza de Juncos y provocó su muerte.
A los pocos días del asesinato los vecinos decidieron avanzar contra la propiedad de la familia del homicida, quemaron la vivienda y atacaron a los parientes del Mariachi, ya que también lo señalaban por robos en la zona. Luego de ese suceso la Justicia activó el nuevo mecanismo colegiado. La defensora oficial, Silvina González, llegó a un acuerdo por un juicio abreviado inicial, y así el Mariachi admitió la autoría del delito y recibió una pena de 15 años, que se unificó en 17 años porque tenía una condena anterior. De esta forma, se consiguió una sentencia en 30 días. No fue la primera condena que se dictó bajo esta metodología, pero sí la más alta