María Figueras, malabarista en un oficio impredecible

Ir de aquí para allá es ya una forma de vida, grafica esta artista cuyo hábitat natural es el teatro alternativo. También cuenta de su reciente experiencia como directora en Hermanas y adelanta detalles de su papel en la serie Sandro de América. (De La Razón)

María Figueras, malabarista en un oficio impredecible
Actriz de Sandro, la serie

Por Javier Firpo

María Figueras es una actriz con todo lo que eso abarca, incluido el sacrificio y, por supuesto, el amor al arte, aunque suene a cliché. El teatro, especialmente el alternativo, es su hábitat natural, pero ha incursionado el circuito comercial (en la exitosa "Bajo terapia") y, también, la televisión (ahora está grabando la serie "Sandro de América"). Sus rasgos principales son la convicción, la seriedad y la multiplicidad, además de un visible perfil bajo. "Los que trabajamos en el off estamos acostumbrados a los malabares entre los distintos trabajos que hacemos y gestamos. Es, creo ya, una forma de ser o de vida. Y si bien a veces renegamos y no damos abasto, no podemos dejar de hacerlo", sonríe la intérprete, y también novel y promisoria directora que está mostrando sus cualidades en la muy buena "Hermanas" (los viernes, en El Camarín de las Musas), en la cual dirige nada menos que a su mamá, la estupenda Elena Petraglia.

¿Qué balance hacés de tu primera obra como directora?

Estoy contenta porque tengo un grupo de actores fenomenal. “Hermanas” va bien de público, así que esperamos seguir hasta fin de año

¿Cómo te sentís en este nuevo rol?

No dejo de ser una actriz que dirige y sé que debo manejar deseos, inquietudes, ansiedades y egos de toda la compañía, además de mis propios demonios, por supuesto.

¿Diferencia de la actriz que sos?

Como directora intento tener un temple más dúctil y procuro cuidar, proteger y, a su vez, sacar al actor del lugar común. Quiero que confíe para aventurarse a nuevos rumbos.

Creo que en “Hermanas” lo logramos y seguimos profundizando el trabajo en esa trayectoria.

Figueras también forma parte de un incipiente movimiento que desembarcó en Buenos Aires, “Microteatro”, del que es curadora y será directora de “Las chicas”, pieza que se verá en septiembre, mes en el que, por si fuera poco, retorna a la actuación con la comedia “El inspector”, a realizarse en el Teatro San Martín y que dirigirá Daniel Veronese.

Trabajaste mucho con Veronese. ¿Cómo es actuar con tu ex pareja?

Sí, con Daniel es alucinante laburar.

El teatro es un terreno de confianza y de respeto entre nosotros. Tenemos nuestras cosas, es cierto, pero el objetivo es la obra. No tengo dudas de que es un espacio que ambos valoramos y nos valoramos mutuamente -enfatiza-. Daniel saca lo mejor de mí, lo que no es poco.

¿Qué personaje tendrás en la serie "Sandro de América"?

Uno frágil pero muy hermoso. Será el de una noviecita de la infancia de Sandro, que se quedó esperándolo y pasó el tiempo... y ella lo esperó: no se casó, ni salió de su casa.

¿Cómo vivís esta experiencia en TV?

Muy enriquecedora, porque conocí cómo trabaja Adrián Israel Caetano, que te dice sólo tres palabras que van derecho a tu médula. Sabe muy bien lo que quiere y cómo pedirlo.

Palabras justas que se arman misteriosamente en tu interior y te dejás llevar...

¿Se disfruta la hiperactividad?

Hay que hacerlo. Lo económico y vivir de nuestra profesión es duro en este país. Pero también creo que tampoco podríamos vivir sin armar grupos de pertenencia, que inspiran e invitan a encarar la aventura.

¿Amor a las tablas y, además, necesidad de dinero?

Lo que hago es por amor al arte y porque también necesito comer. Es un combo, o una forma de existencia.

Esta profesión es así: inestable e impredecible.

¿Con qué soñas, María?

Con que mi hija Juana crezca segura y ame lo que haga en su vida. Creo que es más fácil actuar y dirigir que criar un hijo. Ese es mi desafío y mi sueño más deseado