Una mujer de 9 de Julio, Buenos Aires, emocionó con la historia que compartió: el amor por su vecina de 96 años, a quien adoptó como abuela y llevó a vivir con ella.
"Ella es de lo más lindo y perfecto que hizo la naturaleza. Mi vecina, mi compañera, la que me hace renegar, la que más de una vez me hace escapar algún lagrimón. La que demanda, la que exige, la que pucherea. La que roba mis días, mis horas . La que está al tanto de todo lo que pasa en el mundo. La que nada se le escapa, la que no oye, pero te escucha. Hoy se puso la camiseta con sus 96 años y nos pusimos a hacer barbijos. No puedo amarla tanto, mí Telmix hermosa me llenás el corazón a punto de explotar", escribió en Facebook Roxana Grimaldi (40).
La mujer contó a La Nación que conoció a Telma cuando tenía ocho años y se mudó con su familia a esa ciudad. "Ella fue lo primero que vi, vivía en un hermoso rancho misterioso que día tras día lo iba investigando para develar esos secretos. Ella era mágica, me fabricaba interminables gorros de lana de muchos colores, bufandas haciendo juego y vestiditos para mis bellas muñecas de colección", recordó.
"Me acuerdo que Roxana era una belleza de chica, siempre venía a mi casa a tomar mate y a jugar", sumó Telma.
Así pasaron los años y la amistad entre ellas creció, pero un día de abril de 2019 algo cambió cuando Roxana fue a visitar a Telma a su casa. "No la encontré bien, estaba decaída, acostada, algo pálida. Cuando quiso levantarse me pidió que pusiera el agua a hervir para tomar algo calentito, fui a su cocina y cuando me di vuelta la vi caer. Fue una de las cosas más tristes que me pasó con ella, fue ver que ese ser que siempre me cobijó iba a pasar a ser quien yo tenía que cobijar ya que no iba a ser la abuelita que me esperaba cada tarde con el mate", dijo Roxana entre lágrimas.
Después de la caída, Telma estuvo ocho días internada. "Le doy gracias a Dios que estaba ella porque si no hubiera pasado toda las noche solita. Desde ese momento nunca más me abandonó, me iba a ver todos los días, me daba de comer. Para mí es más que una hija", dijo la anciana.
Para entonces Roxana vivía con su esposo y sus dos hijas en una casa junto a la de Telma, pero por su rutina se le hacía difícil visitarla y prestarle el cuidado que hubiera querido. Además, contó, no quería internarla en un hogar, por lo que le propuso ir a vivir con ella y su familia.
"Se lo manifesté y ella lo entendió a pesar de que el rancho era su lugar en el mundo. Todo llevó a la conclusión de que si venía a casa iba ser más fácil para mí y más cómodo para ella. Mi esposo me apoyó en todo momento, siempre, se bancó todas: desde que faltara varias noches por quedarme con ella, tener que hacerse cargo más de una vez del almuerzo porque yo llegaba de trabajar y tenía que irme a su casa para que no quede solita o cocinarle y tantas cosas más", narró Roxana.
Hace unos días a Roxana se le ocurrió fabricar barbijos para colaborar con el hospital de la zona, y Telma, ni lerda ni perezosa, se ofreció a ayudar.
"La veía muy entusiasmada y con la responsabilidad de tener que terminar el trabajo buscando prolijidad y rapidez. Sentí que era una de las personas del equipo que estaba ayudando para ganar la batalla, fue muy fuerte lo que Telmix me hizo sentir", dijo la mujer.