Un multitudinaria marcha se llevó a cabo este martes ante la sede de la presidencia de Chile, en el centro de Santiago, para exigir demandas sociales, donde se registraron nuevamente incidentes entre la policía y los manifestantes.
Tras 11 días de un estallido social sin precedentes en los 29 años de democracia, ninguna medida del gobierno de Sebastián Piñera pudo bajar la tensión en las calles, donde conviven un gran movimiento sin líder ni color político que reclama un país menos desigual, y otro numéricamente inferior, con un discurso antisistema, más radical, que causó destrozos en toda la ciudad.
En este sentido, este miércoles se registraron enfrentamientos entre manifestantes y la quema parcial del icónico Cerro Santa Lucía, donde que el funcionario del Instituto de Derecho Humanos, Jorge Ortiz fue baleado con siete balines de goma por parte de Carabineros.
En esta vorágine de movilizaciones que se replicaron en el puerto de Valparaíso, donde se encuentra la sede del Congreso, y en Concepción, en el sur del país, entre otras regiones, el gobierno contabiliza hasta ahora 20 muertos y más de 9.000 detenidos desde el comienzo de las protestas el 18 de octubre.
El subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, dijo este martes que desde el Gobierno perciben "un incremento" de esa ola más radical desde el lunes, tras un cambio de gabinete pedido a gritos en protestas y redes sociales, cuando pasaron de 21 a 89 "los eventos graves distribuidos de lo largo y ancho del país", según dijo en referencia a incendios, saqueos y destrucción de edificios.