Estás viajando por el mundo durante 20 años, tenés pensado volver a tu país para cerrar este sueño, pero llega una palabra nueva a cambiarte los planes: coronavirus. Eso fue lo que le pasó a la familia Zapp, quienes pensaban regresar a Buenos Aires en el 2020, pero terminaron viviendo una aventura impensada en Brasil, mirando el lado positivo de la cuarentena.
Este lunes 20 de marzo, se cumplen tres años desde que Alberto Fernández anunciaba el inicio de la cuarentena en Argentina, ya que el COVID-19 ya estaba en nuestro continente y circulando por las calles. Cuando el virus llega a América Latina, los Zapp estaban en Brasil, disfrutando de los multitudinarios Carnavales de Río de Janeiro.
En díalogo con VíaPaís, Candelaria y Herman Zapp recordaron como vivieron este momento que cambió muchas cosas en el mundo. Lejos de estar encerrados, los viajeros disfrutaban de la alegría de Brasil: “Era increíble la cantidad de gente, todo el tiempo estás pegado a otro”, cuentan.
Después, la familia partió rumbo a Paraty, y ahí Herman tuvo todos los síntomas de COVID-19, pero afortunadamente fue muy leve y no afectó al resto de la familia, por eso siguieron con su viaje anhelando llegar a Argentina.
Dónde estaba la falimia Zapp cuando se dictó la cuarentena por coronavirus
Cómo todos sabemos en Brasil se manejaron de manera diferente en cuanto a las restricciones, y por eso el relato de esta gran familia nos puede parecer muy lejano a la realidad argentina. Pero ellos, en medio de su retorno, llegaron a San Pablo, donde esperaban poder volver a reactivar las actividades que le generaban ingresos.
“Teníamos la posibilidad maravillosa de que nos estaban organizando, entre varios clubes de autos antiguos, en un predio muy grande, una gran reunión de autos antiguos por y para nosotros. Era para poder cobrar la entrada y además, todo lo que se vendiera era para nosotros”, recuerda Herman.
Y Candelaria detalla que se trataba de “un evento muy grande, organizado para nosotros. Esto nos venía súper porque habíamos estado mucho en el norte de Brasil, y es totalmente diferente al Sur. Hacía mucho que estábamos parados en el tema económico: no dábamos charlas, no vendíamos libros; es otra cultura”.
Por eso, este mega recibimiento les venía muy bien y les hacía mucha ilusión, pero dos días antes de ese tan esperado 17 de marzo, el Gobierno de Bolsonaro cerró el país y suspendió los eventos masivos. “Nos quedamos sin nada”, dice Cande, pero luego vuelve a sonreír al recordar todo lo que vivieron en la cuarentena.
Dentro de toda la incertidumbre que se vivía en esos tiempos, los Zapp cuentan que se quedaron en un lugar soñado e ideal: un predio con mucho verde en el que también había talleres mecánicos para autos antiguos y fábricas de cerveza y café “bien artesanales”. Durante los primeros meses, el que la pasó genial fue su auto del 1928: “La cuarentena para el auto fue un spa. Quedó como nuevo”, cuenta el matrimonio a VíaPaís.
Ellos también aprovecharon a hacer cosas que durante 20 años no podían por su forma de vivir: estar uno o dos días en cada lugar. “Dijimos, vamos a aprovechar este momento de quietud y vamos a dejar el auto a cero. Hicimos huerta, empezamos a amasar, cosa que nunca hicimos en el viaje”, recuerda Candelaria.
Pese a las restricciones, en algunas partes de Brasil se podía seguir circulando y por eso las visitas para los Zapp seguían. “A los tres o cuatro meses ya era demasiado tiempo de estar parados, ya que veníamos de 21 años viajando, por eso nos empezamos a mover a la playa”, cuenta Herman y detalla que “de estar uno o dos días, nos empezamos a quedar una semana en cada lugar”.
Los Zapp se iban moviendo según se lo permitían las restricciones de cada municipio, y también a la predisposición de la gente, ya que ellos pararon siempre en casa de familias. “Fuimos a Florianópolis, ahí había gente que nos esperaba y daba su casa de veraneo. Ahí los tiempos fueron más largos, de una semana pasamos a 10 días y después a 20″, recuerdan.
Pero la cuarentena y las restricciones se estaban haciendo muy largas para los viajeros, que veían que en el mapa quedaban “pocas playas lindas” en su recorrido; y fue ahí donde llegaron a un yacht club de una mujer de Tandil. “Nos ofrecieron el lugar a cambio de nada, y nosotros en forma de agradecimiento se lo arreglamos, hasta una cabaña de dos pisos con material reciclado le dejamos”, cuenta Cande.
En este gran predio, los Zapp organizaron diferentes festejos como Navidad o fiestas patrias de Argentina como el 25 de Mayo o el 9 de Julio con pruebas de sortijas y chacareras. Ellos le devolvieron un poco el color a un lugar que estaba “muy triste” por la pandemia. Además, empezaron a recibir a viajeros que estaban arrancando con su viaje o quedaron atrapados por las restricciones y crearon una “comunidad viajera”.
El lado bueno de la cuarentena para los Zapp, la familia que viajó por más de 20 años
Si algo caracteriza a esta familia viajera es que a todo le encuentran un lado bueno y lo ven como una oportunidad de aprendizaje; y la pandemia no fue la excepción. “El parate, nos vino bárbaro porque nunca habríamos podido hacer los tres libros antes de llegar a Argentina. Además, para el auto fue un diez porque quedó como nuevo; y a nosotros nos hizo bárbaro para ir frenando un poco el ritmo del viaje: si llegábamos a Argentina y de golpe parábamos iba a ser muy complicado”, enumere Herman.
“La pandemia nos hizo ir frenando de a poco, nos fue acostumbrando. Fue una pre-adaptación para cerrar el sueño”, refuerza Cande, e insistió con el mayor aprendizaje que les dejó esta aventura de más de dos décadas: “Cuando hay algo malo, algo bueno viene. Siempre hay algo que aprender, algo para sacar provecho”.
No todos los Zapp disfrutaron de una cuarentena “liviana”: Pampa estaba en Argentina
La familia, cuando partió desde el Obelisco el 25 de enero del 2000, estaba compuesta solo por Herman y Candelaria. Con el paso de los años y los kilómetros se sumaron sus hijos: Pampa, Tehue, Paloma y Wallaby. El mayor fue el que vivió en carne propia el encierro que hubo en Argentina.
Lo que ocurrió fue que al llegar a Fortaleza, Pampa les pidió volver al país para poder vivir la presencialidad en la escuela durante sus dos últimos años. “Él se volvió a Buenos Aires con todo organizado para las clases, y nosotros seguimos viaje con la idea de llegar en unos seis meses a Buenos Aires. Pero la cosa es que con la pandemia nos quedamos separados: llegó a hacer 4° año y de 5° solo cursó una semana”, detalló Cande.
Cuando las cosas en Argentina comenzaron a cerrarse, le pidieron que no se quedara solo y llegó a irse a la casa de su tía junto a sus primos. “Todo lo que él pensaba experimentar quedó frustrado y terminó haciendo cole on line como toda su vida”, señaló la madre y Herman contó que ni bien comenzaron a abrirse vuelos, hicieron todo para volver a estar todos juntos en Brasil.
“Cuando volvió se sorprendió: él estaba muy encerrado, con permisos para circular, y nosotros lo esperábamos organizando una fiesta”, recordó el padre y Cande sostuvo: “Fue como un shock al ver eso, no lo podía creer, porque para él fue muy duro el encierro”.
Por qué los Zapp no volvieron a Argentina con los viajes de repatriación
“Nosotros pensábamos tener el final en el 2020 y quedamos trabados en la pandemia”, recuerda Cande y Herman agrega: “Podríamos haber vuelto cuando empezaron los permisos para las repatriaciones. Pero si lo hacíamos teníamos que volver y encerrarnos en casa, nada de disfrutar de la gente y la llegada al obelisco. Nada de abrazos ni besos, y dijimos ‘Para llegar a casa y encerrarnos, no’”.
Al mismo tiempo, señalaron que pudieron “sacar provecho a la pandemia y a la quietud”, algo que “para nosotros, con nuestro ritmo de vida, era muy difícil”. En la misma línea reconocieron que “si nos encerraban, explotábamos. No estábamos preparados para eso”.
Pero los meses pasaron, y las restricciones se fueron acabando, es por esto que un día tocó volver para que se dé ese tan ansiado cierre de aventura. Y para que todo esto no pierda la mística cuando tuvieron “todos los libros listos, increíblemente se abrieron las fronteras argentinas y nosotros entramos por Soberbio, Misiones”.
Y la pandemia no les sacó la sonrisa ni las ganas de recibir el cariño de la gente que lo acompañó por las redes, ya que el 13 de marzo del 2022 se concretó el tan ansiado regreso al Obelisco para ponerle punto final a este gran viaje de 22 años. Para los Zapp, la cuarentena fue una adaptación para su nueva forma de vida, siempre sobre ruedas pero ya asentados en Buenos Aires.