En un momento dominado por la violencia en todos los ámbitos y sobre todo en el fútbol, bien vale rescatar el ejemplo que dieron las parcialidades de San Martín y Sarmiento, ya que una vez concluido el encuentro que decretó el ascenso de los de La Ciudadela, ambos mostraron respeto y se saludaron.
Los de Junín dieron el puntapié inicial reconociendo el mérito del Santo y aplaudieron el éxito deportivo de los rivales. Los fanáticos locales tomaron este buen gesto y antes de que salgan del estadio, devolvieron con nobleza un reconocimiento a los visitantes que hicieron el largo trayecto hasta Tucumán para presenciar el encuentro.
Palmas de un lado y del otro, y algunos abrazos, le dieron forma a un cierre ejemplar y en paz, que lamentablemente no suele ser moneda corriente por estos lares, pero que da la pauta que se puede vivir ciivilizadamente el deporte.