Hace algunos días se conoció el grave caso de un policía que vendió una motocicleta que había sido secuestrada por las fuerzas policiales de la Comisaría 41. El hecho ocurrió en la localidad santiagueña de Añatuya.
Se trata del agente de apellido Coria quien declaró en las últimas horas y asumió la culpabilidad del delito, aunque aclaró que: "Ignoraba que estaba en calidad de secuestro en el edificio".
Al ampliar su indagatoria ante la fiscal Cecilia Rímini, el policía habría señalado que volvió de una licencia y cometió el grave hecho delictivo, además atribuyó el hecho a "a graves problemas económicos".
Según su declaración contó su versión de los hechos. “Yo le saqué la moto a mi compañero de trabajo, esposo de la enfermera denunciante. No sabía que la fuerza había sido designada administradora del vehículo. Ya con la moto, le envié un whatsapp al chico que me la compró a $ 2.500 y se la entregué por avenida Jorge Gottau, donde me esperaba con su hermano”.
Luego aseveró que “soy el único responsable y mis compañeros nada tienen que ver”. Desmintió a dos efectivos que aseguraron que les contó el hecho. “Eso no es cierto. Yo mismo le avisé a mi jefe de lo que había hecho. Y ahí quedé detenido y comenzó la investigación”, afirmó.
Luuego de su declaración, se decidió que continúe detenido. La defensa bregaría por un juicio abreviado, o bien se expondrá a una detención que se extienda hasta el 2020.