María Belén y Yael estudian Educación Inicial en Venado Tuerto, Santa Fe y, al ser dos jóvenes de otras localidades, tienen que viajar todas las semanas para asistir a clases presenciales. En el último tiempo la situación se complicó porque aumentaron los traslados y las chicas no pueden cubrir esos gastos. Por eso, decidieron ir a vivir en una casa rodante cerca de la facultad.
María Belén tenía que viajar 45 kilómetros desde Arias, Córdoba hasta Venado Tuerto, mientras que Yael recorría 35 kilómetros desde Maggiolo. Las estudiantes prefirieron luchar por sus sueños cueste lo que cueste. Para ellas dejar la carrera no era una opción y buscaron la forma de abaratar gastos.
Hasta el corriente mes, ambas se tomaban los medios de transporte para ir a estudiar lo que tanto les apasiona, pero ahora comenzaron con las prácticas y sus días son cada vez más intensos.
Según pudo saber El Litoral, las protagonistas de esta historia contaron su experiencia y, en primer lugar, dijeron que muchos compañeros tuvieron que abandonar las carreras “por no poder seguir costeando los gastos”.
María Belén relató: “nosotras veníamos viajando todas las semanas y llegó un momento que empezó a salir todo más caro, se nos complicaba costear eso”. Además, tenían que cumplir horario con un jardín de infantes, por lo que tenían que sumar dos viajes más.
¿Cómo surgió la idea de que las estudiantes vivan en una casa rodante?
Cuando las chicas se dieron cuenta que era algo cada vez más complicado viajar hasta la facultad y cumplir con las horas en el jardín, tuvieron la brillante idea de vivir en una casa rodante y por suerte les prestaron una.
“Nos prestaron la casilla y dijimos: vamos para adelante”, relató María Belén. Haciendo referencia a la convivencia y lo que implica vivir en una casa rodante, Yael aseguró que están cómodas y tranquilas.
“Estamos bien, y eso es un motivo para agradecer. El haber encontrado una respuesta a esta dificultad que teníamos, que al principio no fue fácil, es valioso”, manifestó la estudiante de Maggiolo.
Este cambio de vida ayudó a reducir los gastos económicos. Incluso, María Belén se había atrasado con las cuotas arancelarias de la facultad que, “si bien no es mucho, se me empezó a sumar. Esto ayuda para ir juntando el dinero para eso que, si Dios quiere, espero poder lograrlo antes de fin de año”, contó al medio local. Luego agregó: “esto iba a ser por el mes y medio que duran las prácticas, pero estamos pensando seguir así hasta fin de año”.
Por último, la joven de Arias, dijo que es muy importante “visibilizar el problema de la educación. A nosotras nos surgió esta iniciativa y nos animamos a hacerlo, pero sabemos de muchas chicas y chicos que abandonaron la carrera porque es mucho el dinero que implica”. A lo que Yael sumó que “la idea de hacer esta entrevista no es tanto por nosotras, sino por esas personas que no pueden seguir. Lo que nosotras vemos es que no se invierte en educación. Queremos que se empiece a pensar más en ella y en el futuro e invertir en esto que es tan importante”, concluyó.