Una emocionante historia surgió desde que Gustavo Ortiz se enteró de la verdad acerca de su identidad. Antes de morir, su padre le confirmó lo que él había sospechado toda su vida: que era adoptado. A partir de allí, comenzó con su búsqueda.
Desde ese entonces, el hombre de 43 años oriundo de Mendoza comenzó a buscar a su madre biológica. Ese camino lo llevó hacia Villa Mercedes, San Luis.
Gustavo contó que desde muy chico sospechaba que no pertenecía a su familia, pero que nunca pudieron decírselo. Es que, en la época de la Dictadura, su familia lo había adoptado ilegalmente. Además, era un tema tabú que en casa no se mencionaba.
“Yo siempre tuve la incertidumbre y empecé a indagar en los vecinos, porque mi mamá llegó un día al barrio con un nene y de repente andaba con un changuito haciendo las compras”, contó en el programa Viva La Mañana de Radio La Bomba.
Pero recién 7 años atrás, aproximadamente, cuando se dio la muerte de su padre adoptivo, confirmó los hechos y descubrió la verdad. “Ahí empecé con la búsqueda, indagando lo que más podía”, relató Gustavo.
Con pocos datos sobre su origen, comenzó una búsqueda incansable acerca de su verdadera identidad. Ese camino lo llevó a Villa Mercedes, a través de Facebook.
La curiosa historia de la adopción ilegal de Gustavo
“Por ahí el tema de la adopción es un tema tabú, algo que no se habla y queda escondido en la familia. Y uno quiere buscar su identidad porque la identidad es todo en una persona”, comenzó relatando Gustavo a Radio La Bomba.
En su relato, contó que sus padres adoptivos son de Córdoba y que ellos eran primos entre sí. “Se casaron medio a escondidas de la familia. Vinieron a Mendoza, tuvieron a mi hermana que nació no oyente por una cuestión de genética”, contó.
“Les recomendaron que no tuvieran otro hijo y recurrieron a una adopción, como se acostumbraba antes, de manera ilegal”, añadió.
En su familia, según relató, siempre negaron la situación por ser un tema tabú y porque, además, era una adopción totalmente ilegal: se hizo en una clínica que se dedicaba a eso. “Esa clínica ya no existe, se dedicaba a hacer esas cosas, encima en la época de la Dictadura que no había controles”, detalló.
En cuanto a la relación con su familia adoptiva, el mendocino contó que “económicamente nunca me faltó nada, pero faltaba un vínculo con la familia. Yo no lo tenía”.
“Me enteré que era adoptado hace 7 años, pero comencé a tener sospechas a mis 11 años. En realidad, desde muy chiquito sabía que no pertenecía a mi familia; que, por ejemplo, mi cumpleaños no era el día en que se festejaba. Pero bueno, esas son cosas que presienten muchas personas adoptadas con las que he charlado”, agregó al respecto.
“A mí me corrieron la fecha de mi cumpleaños. En mi documento dice que nací el 5 de mayo de 1978, pero en realidad nací un 25 de abril”, contó.
La búsqueda de la familia biológica de Gustavo
Su padre biológico, tras padecer un cáncer, sintió que debía decirle la verdad. Al enterarse, Gustavo emprendió su búsqueda.
“Nadie me quería decir nada. Con muy pocos datos, al tiempo, pensando y pensando, utilicé Facebook y llegué a hacer más de 4 mil amigos de Villa Mercedes”, contó y añadió que ya tenía ciertos datos claves de que su madre biológica era de allí, a partir de lo que le había contado su padre adoptivo.
Desde Facebook publicó todo lo que sabía, para ver si alguien podía darle una mano. Resulta que una persona lo ubicó y, entre otros “amigos” de Facebook, lo guiaron hasta que pudo encontrar a su madre.
“Mi jefa me permitió viajar a Villa Mercedes y estuve 5 días allí. Pude buscarla y la encontré 5 días después de haber sido el Día de la Madre”, contó.
Acerca de su encuentro, Gustavo contó un dato perturbador: “Ella tenía la información de que yo había sido una nena y que había nacido muerta. Así que la situación fue muy incómoda y shockeante”.
“Después de aportarle un montón de datos que yo tenía, ella da un respiro, me da su teléfono, hablamos 2 o 3 horas más tarde, me reconoció todo y me empezó a contar un montón de cosas” , relató Gustavo emocionado.
En esa charla se enteró que tenía 10 hermanos más y pudo reencontrarse con toda su familia biológica.
“Era un sueño tener una familia tan grande”, expresó con felicidad.
El objetivo de Gustavo
Con dar a conocer su historia, el hombre de 43 años se planteó una finalidad muy clara. “El motivo de la publicación de mi historia es poder esperanzar a la gente que está en la misma situación que yo”, concluyó.
Fuente: Radio FM La Bomba.