Valeria Gimenez tiene 29 años y el pasado 3 de enero tuvo a su séptima hija mujer. La mujer es de San Juan y ahora le pide al presidente Alberto Fernández que apadrine a su nena recién nacida. La historia de vida de Valeria se hizo conocida en la provincia cuyana porque ella contó que mantiene sola a todas las niñas y hace semitas y pan para poder sacarlas adelante. Las nenas son Zaira (10), Tatiana (9), Keyla (7), Pilar (4), Jana (3), Delfina (1) y Victoria, la bebé.
Valeria habló con el diario Tiempo de San Juan, en su casa del Lote Hogar 11, en Chimbas, un populoso distrito al norte de San Juan y contó que hace changas de limpieza para mantenerlas. "Es difícil criar siete hijas. Siempre quise tener hijos, uno o dos pero se dio así. Vendo pan y semitas, por ahí cuando me salen changas para limpieza cerca lo hago también porque no tengo quien me cuide las chicas. Me doy vuelta gracias a la pensión de Pilar, recibo poco de los papás pero me las rebusco para darme vuelta", relató la joven madre.
Según la mujer, Jana es "la más terrible" y Zaira acaba de pasar de grado. La bebé es tranquila pero llora mucho y ella quiere que tenga acceso a becas y a un futuro con más oportunidades. Por eso, Valeria quiere que la nena se ahijada del presidente. "Me da cosa, vergüenza pero sería lindo que tenga un padrino presidente. No me imagino, no me hallo en el momento, creo me da un ataque de timidez", aseguró.
La mujer vive en una casita de dos habitaciones que le prestaron y vende pan y semitas. Ahora, está muy preocupada porque en unos días más la desalojarán y no sabe a dónde irá a parar con sus siete hijas. "Siempre anduve de casa en casa, pero ahora no sé qué voy a hacer. Me acuesto pensando en que voy a tener que armarles las camas abajo del puente de la Circunvalación", se lamentó.
Una de sus hijas tiene microcefalia y Zaira, la más grande, es quien la ayuda con el cuidado. "Un día en mi vida es un ir y venir, dar la teta, hacer de comer, escucharlas, hacer deberes. Descanso cuando se van a dormir, cuando están todas durmiendo uno dice que hay un poco de paz", detalló. A la mujer le faltan pañales, ropa, útiles escolares y, sobre todo, un lugar a dónde vivir cuando la desalojen. "Soy fuerte, soy mujer", dice todo el tiempo Valeria para consolarse.