Edificios con nidos, estatuas manchadas con heces y batallas campales por un pedazo de pan. La gran cantidad de palomas en Rosario, y sus consecuencias sanitarias e higiénicas, volvieron a ser temas de discusión en el Concejo y algunos ediles propusieron reflotar un proyecto para administrar anticonceptivos a las aves y regular su proliferación.
La iniciativa de los concejales de Volver a Rosario, Miguel Tessandori y Valeria Schvartz, retoma una propuesta hecha por el ex concejal Jorge Boasso en 2016, que incluía la administración de un método contraceptivo de ingesta oral denominado nicarbazina y que se inspiraba en la experiencia llevada a cabo en Ginebra y Barcelona.
Tessandori señaló que el anticonceptivo podría reducir la población de aves sin perjuicios para la población humana u otros animales, ya que actúa inhibiendo la ovulación de las palomas y haciendo que pongan huevos vacíos. “Cada ave produce 15 kilos de heces por año”, situación que perjudica la higiene de la ciudad y deteriora numerosas edificaciones; afirmó el edil, y agregó que el control de las aves también persigue una razón sanitaria: “Aunque la psitacosis en la más conocida, las palomas transmiten hasta 40 enfermedades”.
¿Qué decía el proyecto del ex concejal Jorge Boasso sobre el control de la población de palomas?
El proyecto presentado por Boasso tuvo el aval de Carlos Cossia, también ex concejal y reconocido veterinario de Rosario.
En ese momento, Cossia propuso la administración del anticonceptivo de manera concomitante con granos de maíz, replicando la forma en la que algunas ciudades europeas lograron controlar las colonias de palomas “en un lapso de tres a cinco años”.