Por qué Rosario está en alerta meteorológica constante por posibles tornados

Un reciente fenómeno en Carcarañá reavivó el debate sobre un concepto meteorológico clave: el corredor que posiciona al sur de Santa Fe como una de las áreas con mayor recurrencia de estos remolinos violentos a nivel global.

Por qué Rosario está en alerta meteorológica constante por posibles tornados
Un remolino de viento similar a un tornado en Carcarañá.

Los estragos que dejó la reciente tormenta en Carcarañá, con un remolino compacto y poderoso, sirvieron como un potente recordatorio de un fenómeno atmosférico que atraviesa la región: el llamado “pasillo de los tornados”. Esta clasificación meteorológica no es solo una figura teórica sino un patrón climático que sitúa al sur de Santa Fe y, por ende, a la ciudad de Rosario, en una zona de riesgo elevado y constante.

Según explicó Facundo Azar, del Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático, este “pasillo” es reconocido como la segunda área con mayor incidencia de tornados a nivel mundial, solo superada por el célebre Tornado Alley de Estados Unidos. En el mapa sudamericano, este corredor abarca una porción significativa del centro del país, incluyendo la provincia santafesina, el centro del Litoral y zonas de Entre Ríos y Córdoba, consolidando un entorno de alta peligrosidad.

El especialista indicó que si bien la mayor frecuencia de fenómenos se registra entre octubre y mayo, no es una exclusividad de esos meses.

Por qué la mayoría de los tornados no se ven

Aunque la estadística demuestra que la región experimenta tornados anualmente, muchos episodios pasan inadvertidos o quedan sin registro visual. Esto se debe a que, en gran parte de las ocasiones, ocurren durante la noche o impactan zonas rurales, lo que dificulta la documentación o los peritajes posteriores, a diferencia de los que son sistemáticamente documentados en Estados Unidos.

La pertenencia a este corredor atmosférico se traduce en una realidad clara para Rosario: “Nuestra zona siempre está bajo términos de alertas meteorológicas severas por probabilidad de tornados”, afirmó Azar en Rosario 3. Esto no implica que la amenaza se materialice a diario, pero sí subraya que las condiciones geográficas y climáticas de la región están intrínsecamente predispuestas a favorecer el desarrollo de tormentas capaces de adquirir características de un tornado.

Para que se forme uno de estos remolinos, que pueden generar vientos superiores a los 100 km/h, se requiere una compleja combinación de ingredientes atmosféricos. Estos incluyen la alta inestabilidad, clásica de las tormentas de verano; la cizalladura (cambio en la dirección e intensidad del viento con la altura); y corrientes de aire ascendentes muy fuertes dentro de nubes de tormenta de gran desarrollo. Un tornado es, en esencia, una corriente de viento vertical en rotación ciclónica.

En definitiva, el fenómeno presenciado en Carcarañá es una manifestación puntual de un patrón climático mucho más amplio. El “pasillo de los tornados” no es una mera teoría, sino una constante que ha marcado al Litoral por décadas y que continuará generando este tipo de episodios cada vez que la atmósfera combine los elementos necesarios, exigiendo a los rosarinos un estado de alerta y conciencia sobre los riesgos meteorológicos de su ubicación.