Un niño de 9 años, Ignacio Elías, recibió este domingo el certificado de ciudadano distinguido de Rosario por acudir cada domingo a las 10 al Cenotafio de Malvinas, frente al Monumento a la Bandera, a limpiar las placas de granito de los héroes de la guerra de 1982 por la soberanía de las islas australes.
El presidente del Centro de Ex Soldados Combatientes, Claudino Chamorro, y el concejal radical Pablo Javkin le entregaron el certificado a Ignacio por la mañana. El nene lo recibió sonriente, vestido con una remera blanca de Malvinas, pantalón gris y negro camuflado y zapatillas grises.
Luego de la entrega, las fotos y los aplausos del puñado de ex soldados combatientes, Ignacio confió a Télam: "Le dije a Pablo (Javkin) que si es intendente le hago una apuesta: que él mande a la Guardia Urbana a cuidar y yo vengo dos veces por semana".
"Yo vengo todos los domingos, excepto cuando llueve o hace 50 grados", recordó el rosarino, quien reveló: "Le dije a mi abuelo Miguel, que hoy no pudo venir porque está enfermo, si me podía traer porque mis viejos no me traían".
Durante el breve acto, Chamorro expresó sobre el flamante ciudadano distinguido: "Malvinas es algo que no se tiene que olvidar nunca y vos, con lo que estás haciendo, estás compartiendo los mismos valores por los que nosotros luchamos. Por eso sos un orgullo, por tu compromiso, y sos una personita que lleva adelante la causa Malvinas para el futuro".
"Tus amigos, los veteranos de Malvinas, nos propusieron al Concejo que te distingamos, como hacemos con personas más grandes por su trayectoria de años, porque cuando éramos chicos como vos no nos hablaban mucho de Malvinas y fue un tema olvidado, y esto es algo que votamos todos los concejales de todos los partidos", argumentó Javkin junto a Ignacio.
A su turno, el ex soldado combatiente Fernando Vitale, uno de los impulsores de la distinción, recordó que su cuñada, que es docente compañera de la mamá de Nacho, le mostró un día una foto de un chico de jardín que festejó el cumpleaños con una torta de Malvinas.
"Seguí el tema, nos enteramos de que venía a limpiar las placas y un domingo que estaba de guardia con los compañeros veo a un chico que venía con un fuentón, dos toallitas y un limpiador en aerosol", agregó.
"A Nacho siempre le interesó la cuestión de Malvinas, desde que iba al jardín y la señorita le empezó a contar por qué hubo una guerra y en casa no le explicamos", cuenta su mamá, Mariana Nimitan, una docente de 36 años del barrio Alvear, en la zona suroeste de Rosario, a Télam.
La historia de la limpieza del Cenotafio de Malvinas comenzó en 2016 cuando un grupo de hinchas de Universidad de Chile vandalizaron con graffitis las placas de los héroes.
"A él siempre le interesó Malvinas, pero no es que nosotros se lo inculcamos, es un chico que se interesa por las cuestiones sociales, si alguien necesita él lo ayuda, así como se interesa por las Madres de Plaza de Mayo. Él venía a leer los nombres de las placas y cuando las vandalizaron nos dijo 'yo quiero ir a limpiar", recuerda su mamá.
"Ya vamos a ir, le decíamos, pero no veníamos porque mi esposo trabaja en una librería y vivimos todo el día trabajando. Entonces un día lo agarró a mi papá, su abuelo Miguel, y le dijo que quería venir pero nosotros no lo traíamos, entonces quedaron en venir el domingo a las 10", recuerda.
Al finalizar, un veterano de Malvinas le regaló después a Ignacio una camiseta de Newell's firmada por jugadores del plantel.