En la ciudad de Rosario hay unos 280 edificios que sólo utilizan electricidad como fuente de energía. De ellos, 130 son electrointensivos, es decir, que fueron planificados y construidos de esa manera, sin conexiones de gas y con la totalidad de dispositivos para calefaccionar, refrigerar, calentar agua y cocinar alimentados por el suministro eléctrico. Por su parte, hay 150 que usan este tipo de energía al tener el gas cortado.
Según la Empresa Provincial de la Energía (EPE), a los 130 edificios electrointensivos hay que sumarle los 40 proyectados que ya han realizado pedidos de factibilidad desde el 2017 a la fecha. Fuentes municipales señalaron a La Capital que este fenómeno se debe a que "Litoral Gas hace años que no invierte un peso en adecuar cañerías, entonces no autoriza nuevas conexiones".
Hace poco más de un mes, el vocero de Litoral Gas, José María González, informó que en la ciudad hay 150 edificios que permanecen con el suministro de gas cortado por fallas detectadas en sus conexiones internas o en su estructura. Desde la EPE sostuvieron que cuando la empresa no es notificada de estas interrupciones luego se genera un grave problema para la red de distribución.
En la empresa estatal indicaron que son estos edificios, a los que se les corta el gas, los que generan daños a la red, ya que la demanda de un edificio nuevo que informa que es efectivamente 100 por ciento eléctrico puede ser absorbida con planificación.
Cuando la EPE recibe un pedido de factibilidad para el servicio eléctrico de un edificio en construcción, detallaron, se consulta a los constructores si va a contar también con gas natural o no. En ambos casos simulan la inserción de la demanda del nuevo inmueble en la red y verifican si tiene capacidad para permitir la incorporación.
Desde la compañía afirman que si el resultado es negativo, no se rechaza el proyecto sino que se desarrolla una proyección de obra para satisfacer ese requerimiento.
Consultado sobre si es positivo o no el fenómeno de los edificios electrointensivos, González opinó que "desde un punto de vista general no es tan malo que sean electrodependientes si el tema está bien resuelto".
En ese sentido, desde el municipio pusieron en práctica desde hace 5 años y de manera gradual "una serie de pautas obligatorias para las grandes construcciones, basadas en normas Iram, para que los edificios estén construidos de manera tal que aíslen la temperatura exterior de la interior", señaló el vocero.
El objetivo es que no haya desperdicio de energía mediante exceso de calefacción o refrigeración. "El 80 por ciento depende del comportamiento del usuario, que bien puede prender el calefactor y abrir la ventana", dijo. Sin embargo, aseguró que, con un uso correcto, estas normas "permiten ahorrar hasta un 40 por ciento de consumo energético" en facturas de luz y gas.