Este viernes se conocieron los detalles del impactante caso de abuso sexual perpetrado por el chofer de una línea del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP) a una joven de 19 años. Fue a partir del testimonio de la fiscal de la Unidad de Delitos Sexuales, Nora Marull, quien adelantó que una segunda mujer dijo haber sido víctima de una situación de acoso por parte de este sujeto.
De acuerdo a lo relatado por la fiscal, todo ocurrió el 15 de enero alrededor de las 21:45, cuando la joven se bajó de un micro que hacía punta de línea en Battle Ordoñez y Ovidio Lagos para tomar otro que salía a la brevedad. Momentos después el chofer de la unidad 132 salió de un bar con un café y la invitó a subirse al micro.
Ella era la única pasajera, y decidió sentarse en el fondo. Sin embargo el conductor le sugirió que se cambiara a los primeros asientos, porque en los de atrás podía ser víctima de asaltos si algún sujeto se subía por la puerta trasera. Le hizo caso. A las pocas cuadras, y pese a ser de noche, el conductor apagó las luces interiores del colectivo sin explicación alguna.
Hacía el recorrido normal, pero no paraba a nadie que le hiciera señas. Momentos después, comenzó a insinuársele a la muchacha, primero hablando, y luego frenando el micro y abalanzándose sobre ella, que no tenía celular como para avisar lo que estaba ocurriendo. Se bajó los pantalones y la ropa interior e intentó hacer lo mismo con ella, pero no lo logró y volvió al volante.
Hizo unas cuadras y volvió a intentarlo. Esta vez trabó todas las puertas del colectivo y las afirmó. La víctima no tenía ninguna escapatoria. Llegó a quitarle la calza, pero no pudo seguir por la resistencia de la joven, y entonces volvió al manejo. Ya en Virasoro y Dorrego, la abordó con furia. La llevó al espacio para discapacitados, intentó violarla pero no pudo, entonces se masturbó sobre ella.
La joven entró en estado de shock, y envuelta en lágrimas, buscó sin éxito una vía de escape. El abusador siguió manejando como si nada pasara y comenzó a levantar gente. En la primera parada que hizo, la víctima intentó escapar pero el violador le exigió que no lo hiciera. Ya una vez que el micro estaba con muchas personas, logró bajarse de la unidad en San Luis y Maipú y se refugió en la casa de una amiga. Más tarde volvió a su hogar, y le contó lo sucedido a su mamá, que la acompañó a un centro asistencial.
La chica seguía muy conmocionada por lo vivido, y una médica logró contenerla y apoyarla. Al otro día hizo la denuncia. Producto del estrés postraumático, no se acordaba qué micro era, pero describió muy detalladamente al sujeto. A través del relevamiento de cámaras y cruce de información de colectivos que hacían punta de línea en la zona descripta, se redujo el margen de acción. También los registros fílmicos corroboraron lo relatado por la víctima: el colectivero viajó con las luces internas apagadas.
Tras cotejar la información con el gerente de recursos humanos de la empresa de transporte El Cacique, se logró identificar a esta persona de 36 años y se la arrestó el miércoles en la zona de La Siberia. El jueves se llevó adelante la audiencia imputativa, a la que la víctima acudió con la médica que la había atentido en el centro asistencial, para contenerla ante el shock que le provocaría volver a cruzarse con su victimario.
Efectivamente, al verlo, no paró de llorar e incluso no pudo firmar el acta correspondiente debido a su gran angustia. La jueza avaló el pedido para extraerle sangre al acusado y la recolección del material que dejó sobre la víctima. Además le quitó el celular al sujeto y lo mandó a peritar. El colectivero recibió prisión preventiva por el plazo de ley, que tiene un máximo de dos años, tomando en consideración que se suponía que se trataba de un servidor público.
Tras la difusión del hecho, apareció en redes sociales el mensaje de una mujer que dijo haber vivido una situación similar arriba de un micro con esta misma persona, pero no realizó la denuncia correspondiente.