Entregando el corazón y haciéndole frente a las adversidades, Abigail Fleitas hizo del patio de su casa un merendero para los chicos del asentamiento Las Tacuaritas, donde habita en una casilla de madera.
Con el objetivo primordial de luchar para que los demás no atraviesen la misma situación que ella durante su infancia, hoy pelea por sueños ajenos como si se trataran de sus propios deseos.
Abigail es promotora de Salud en el hospital de Fátima y, con la ayuda de los vecinos y colaboradores, hoy encabeza este proyecto solidario llamado "Bichito de Luz" que se abastece de donaciones como ser leche, azúcar, chocolate y harina.
Manifestó que, de niña, asistía a comedores comunitarios y que a raíz de ello sintió la necesidad de ayudar a los demás. Aseguró que la pobreza es moneda corriente en el lugar y que nadie conoce bien el contexto difícil en el que les toca vivir.
Los cumpleaños, explicó, nunca pasan desapercibidos y siempre hay festejos porque en muchos casos los niños de allí nunca pudieron celebrarlo. Una de las historias que más resuenan a partir de esto es la de una quinceañera que, con todas sus ansias, quería tener su fiesta.
A partir de ello se generó una movida solidaria mediante la cual consiguieron un vestido, elementos decorativos y maquillaje para la agasajada que, finalmente, festejó su cumpleaños en el Polideportivo del barrio Fátima.
Según reza un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), en barrios donde la pobreza roza el extremismo, concretar una fiesta de cumpleaños es casi imposible. Hasta el año pasado los datos arrojados por el Barómetro de la Deuda Social Infantil precisaban que los niños en situación de pobreza tenían menos posibilidades de festejar su natalicio, conformando así un indicador de vulnerabilidad.