Alberto Fernández anunció que llevará adelante un juicio político en contra de Horacio Rosatti, una acción semejante a la que Néstor Kirchner realizó al inicio de su gestión en 2003 en contra de Eduardo Moliné O’Connor y Antonio Boggiano, dos supremos que finalmente fueron destituidos por el Congreso.
En aquella oportunidad, la intención del santacruceño fue ir en contra de la “mayoría automática” de la Corte Suprema menemista. “Pedimos con toda humildad, pero con coraje y firmeza, que los señores legisladores, que el Congreso de la Nación, marquen un hito hacia la nueva Argentina preservando a las instituciones de los hombres que no están a la altura de las circunstancias”, rezaba el pedido que leyó Kirchner en relación a utilizar “la herramienta de juicio político”.
Así, se apuntó a cinco de los nueve miembros del máximo tribunal: Julio Nazareno, Guillermo López, Adolfo Vázquez, Moliné O’Connor y Boggiano. Los tres primeros pudieron evitar el proceso al renunciar no bien comenzó.
Por su lado, Moliné O’Connor fue destituido en diciembre 2003 y, dos años más tarde, Boggiano corrió con la misma suerte.
El actual Presidente de la Nación ocupaba el cargo de jefe de Gabinete en aquel entonces. “Para saber lo que la sociedad opina de la Corte Suprema hay que caminar por las calles. No hay que hacer plebiscito”, opinaba apoyando el juicio, luego de que se conociera la decisión de Kirchner. Adolfo Rodríguez Saá era uno de los que consideraba que hubiese sido necesario una consulta popular.
Cómo se votó para aquellas destituciones
Fueron nueve los cargos de los que Diputados acusó a Moliné O’Connor. En Senadores obtuvo la mayoría necesaria de dos tercios de los presentes en dos de esas nueve acusaciones. Aunque no se consiguieron los dos tercios para la inhabilitación para ocupar cargos públicos. “Es difícil que me hagan un cargo y a su vez me habiliten para que el día de mañana pueda seguir ejerciendo”, dijo el acusado en aquella ocasión.
La votación para aprobar la destitución fue positiva de 36 de los 41 miembros del bloque peronista, además de nueve miembros de otros bloques. Vilma Ibarra y Cristina Kirchner fueron de dos de las votantes.
En contra se manifestaron 12 radicales -otros seis votaron a favor-, cuatro representantes de partidos provinciales y los justicialistas Eduardo Menem, Ángel Pardo (Corrientes) y Sonia Escudero.
El magistrado fue señalado como responsable de mal desempeño en la causa “Meller” por “haber legitimado judicialmente un proceso administrativo fraudulento”. Asimismo, se lo acusó de “haber abdicado la manera arbitraria a su responsabilidad de efectuar el control de constitucionalidad en los términos del artículo 14″.
Dos años después fue el turno de Boggiano. La Cámara Alta reunió los dos tercios en seis de las 14 acusaciones. En este caso, Boggiano quedó inhabilitado por tiempo indeterminado para ocupar cargos públicos. Fueron 44 los senadores que consideraran que no actuó correctamente en el mencionado caso Meller.
En aquella oportunidad, Raúl Zaffaroni salió en su defensa y aseguró que Boggiano era un “magnífico colega”.
Moliné O’Connor y Boggiano: la postura de la oposición
Cuando el 4 de junio de 2003, por cadena nacional, Néstor Kirchner le pidió al Congreso un juicio político contra algunos miembros del máximo tribunal, la oposición salió enseguida a sentar postura.
Ricardo López Murphy planteaba sus reparos en cuanto a la manera en que se impulsó el juicio contra Moliné O’Connor. “Si el Presidente tenía elementos de juicio que no estaban disponibles en la Cámara de Diputados, debería haberlos hecho llegar”, dijo el economista. Y agregaba: “Yo hubiera preferido que esto no sea un mensaje en cadena (nacional) o una arenga pública, pero es un problema de estilo”.
En tanto, Elisa Carrió, que era diputada del ARI, señalaba que no era “un buen precedente que un Presidente (por Néstor Kirchner) se enfrente públicamente con la Corte; están los mecanismos institucionales”.
Y concluía: “Hoy puede ser bueno pero supongamos que el día que tengamos una Corte independiente y a Kirchner no le guste un fallo haga lo mismo. Entonces, coraje, pero a su vez, prudencia”.
Qué decía Carrió sobre Boggiano
Carrió había sido una de las creadores de un proyecto de ley impulsado por la Alianza en 1997 para promover el juicio político de Boggiano. También firmaban la propuesta los diputados Melchor Cruchaga, Alfredo Bravo, Juan Pablo Baylac, Marcelo Stubrin y Nilda Garré.
Antes de que el kirchnerismo se posionara como ganador de las elecciones de 2003, Carrió ya venía mirando de cerca a Boggiano, a quien acusaba de ser uno de los ministros de la Corte que generaba, de “manera continua”, “atrasos en la elaboración de los proyectos de las sentencias, cuya redacción tiene a cargo, o demoras irrazonables en las decisiones por no estar presente los días de acuerdo -los martes- debe ser entendida como una situación de gravedad institucional”.
Luego, en 2004, cuando el juicio político contra el supremo no avanzaba, la titular del ARI denunció negociaciones entre Kirchner y Boggiano. Para ella, “a cambio del voto del supremo en el fallo que avaló la pesificación, se lo dejaba permanecer en su cargo”.
“El voto de Boggiano obviamente está acordado. Ahora entiendo porque el Presidente (Néstor Kirchner) lo defiende y el juicio político a Boggiano parece que no pasa. Es el voto a cambio de su permanencia en la Corte, con lo cual Kirchner está desandando todo lo bueno que hizo en materia de la Corte”, argumentaba Carrió. Además, era una de las que decía que deberían haber dejado en el máximo tribunal a todos los miembros de la Corte Menemista, no solo una parte.