Debilitado por el quiebre con Mauricio Macri, preso de su propia interna y necesitado de remontar sucesivas derrotas parlamentarias, el Gobierno de Javier Milei enfrentará en las próximas semanas su reto más grande: evitar que el Congreso repita los dos tercios de los votos para insistir con la ley de movilidad jubilatoria que, en palabras del presidente, llevaría el país “a la ruina”.
Un importante sector de la oposición teme presiones para bloquear el número y el optimismo por la sanción del Senado abrió paso a las primeras dudas.
Una vez que el veto anunciado por Milei sea publicado en el Boletín Oficial, la ley volverá a Diputados como Cámara de origen y, desde el momento en que tenga ingreso formal, estará en condiciones de ser votada. Si Diputados la ratifica con dos tercios de los votos pasará al Senado y si allí se consigue la misma mayoría, el presidente estará obligado a promulgarla. El proceso llevará tiempo y, sobre todo, ardientes negociaciones.
“El Gobierno va a hacer lo imposible para que se nos caigan los dos tercios, será una lucha”, admitió un radical convencido de insistir con la ley. “Seguramente habrá aprietes de los gobernadores, aunque a esta altura se les acabaron las herramientas”, matizó otro diputado de Encuentro Federal. “Va a ser un caos, todo es posible”, auguraron, sin rodeos, en la Coalición Cívica.
Para ratificar la ley se necesitan dos tercios de los presentes: significa que, a mayor número de presentes, sube el número necesario también para la insistencia. Por eso, el botín más preciado para el Gobierno son las ausencias. Todos estudian con atención el acta de la votación en Diputados, que resultó con 160 votos afirmativos, 72 negativos, 8 abstenciones y 16 ausentes.
“Una cosa es cuando tu voto es un gesto y otra cuando tu voto define”, aseguran en las huestes de Martín Menem, donde se muestran optimistas de poder quebrar a Unión por la Patria y a la UCR. Además, sostienen que “hay un tema de conducción política que el PRO tiene que resolver” y, si bien valoran que Macri haya hablado con Milei y respaldado el veto, desconfían del apoyo a la movilidad jubilatoria en el Senado y mastican bronca por el rechazo de los macristas al DNU de inteligencia.
El PRO había votado en contra de la ley previsional en Diputados, en línea con la postura de Macri. “A diferencia de (Luis) Juez, Cristian (Ritondo) es leal a Mauricio. Su pensamiento está expresado en el bloque. Eso no pasa en el Senado”, comparan en el bloque de diputados, que se reunirá el martes por la tarde. En ese sentido, el comunicado que difundió el bloque de senadores el viernes fue contundente: “No recibimos órdenes”.
En las filas de Patricia Bullrich, que reaccionó de manera incendiaria contra Macri, ya alientan a repetir el voto en contra. “La absoluta mayoría del PRO está claramente decidida a defender el déficit cero. El voto de los senadores a mi no me gustó”, dijo Fernando Iglesias. La lupa está puesta en un puñado de diputados del sector más moderado. Además, el bloque había tenido en la primera votación 7 ausencias que ahora el Gobierno intentará revertir.
Unión por la Patria, el bloque más numeroso, mostró un punto débil en la sesión para rechazar el DNU de inteligencia: tuvo 10 ausentes, un número considerable en la pelea por el quórum, donde cada presencia valía oro. De ellos, dos responden al gobernador peronista de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. En un comunicado, la bancada se pronunció a favor de insistir en la reforma jubilatoria. “Con el veto, Milei confirma una vez más su inhumanidad: motosierra para los más débiles”, advirtió.
Por su parte, la UCR había trabajado en Diputados para lograr los consensos con otras fuerzas y había avalado el proyecto sin fisuras, algo inusual por el alto nivel de internas. Pero ahora hay sospechas sobre la influencia que puedan tener los gobernadores. “(Alfredo) Cornejo y (Gustavo) Valdés pueden hacer que los suyos no vayan”, advirtió una fuente del bloque sobre los mandatarios de Mendoza y Corrientes.
Públicamente, la bancada de Rodrigo De Loredo volvió a defender la ley en un comunicado impulsado por la cordobesa Gabriela Brouwer de Koning, quien encabezó el debate como presidenta de la Comisión de Previsión y Seguridad Social. “Estamos comprometidos con el objetivo de alcanzar el déficit fiscal cero, pero sostenemos firmemente que este no puede lograrse sacrificando los haberes jubilatorios”, expresaron los diputados, y agregaron: “Los pronósticos alarmistas del Gobierno son infundados, especialmente cuando existen alternativas viables para financiar el ajuste sin perjudicar a los jubilados”.
Encuentro Federal, el bloque liderado por Miguel Pichetto e integrado por el oficialismo cordobés, fue el primero en confirmar su apoyo y denunció que “más de un tercio del ajuste lo pagan los jubilados”. Pero la primera votación dividió al espacio: el economista Ricardo López Murphy estuvo en contra y otros dos diputados, Francisco Morchio y Jorge Ávila, que reportan a los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) e Ignacio Torres (Chubut), se ausentaron. Dos casos que la Casa Rosada seguirá de cerca.
Asuntos internos
La Libertad Avanza también tiene que atender sus conflictos internos, que lejos de apagarse, prometen recrudecer la semana entrante: el martes se reunirá el bloque y afirman que existe un consenso mayoritario para expulsar finalmente a la mendocina Lourdes Arrieta, una de las integrantes de la comitiva libertaria que se trasladó al penal de Ezeiza para visitar a represores de la última dictadura. Apuntan contra ella porque responsabilizó directamente a Menem, y la acusan de haber dado quórum en la sesión contra el DNU de la SIDE.
El de Arrieta sería el tercer desmembramiento después de la partida de Carolina Píparo y Oscar Zago, que tienen bloques por separado. De concretarse, el oficialismo pasaría a tener 37 miembros, igual cantidad que el PRO. Pero el caso Arrieta también arrastra a otras dos libertarias que están en la cuerda floja: la santafesina Rocío Bonacci y la periodista Marcela Pagano. Señales negativas para un bloque en minoría que no puede permitirse profundizar la sangría.