Mariana Pattinio mejor conocida como mami inclusiva comparte, a través de sus redes sociales, todas las experiencias que conlleva la maternidad de un hijo con discapacidad. Sus vivencias sirven para formar un espacio de contención e inclusión en la sociedad mendocina. Este jueves la creadora de Inclus, una marca de juguetes inclusiva, contó lo que ella denominó “crónica de una discriminación anunciada”, su experiencia al tratar de inscribir a su hija en la escuela.
La realidad de uno puede ser la de muchos, por eso Mariana decide compartir su día a día. “Siempre temí el día en que mi peque empezara su escolarización”, comienza el posteo en su cuenta de Instagram.
“Hoy necesitaba descargarme. Ya bastante tenemos con la situación de las prestaciones como para tener otro baldazo de agua”, enfatizó la madre de la pequeña.
Lejos de poder encontrar soluciones y que su hija comience esta etapa de la mejor manera, a Mariana se le presentaron un abanico de trabas en vez de posibilidades.
En su posteo relata que fue todo un proceso poder buscar una escuela que realmente esté preparada para la inclusión y que además se adapte a la dinámica familiar, una madre que debe conjugar todas las aristas de las actividades diarias: escuela, hermana, trabajo, vida.
Inscripciones para sala de 4 en Mendoza
Este jueves comenzaba en la provincia de Mendoza la inscripción de sala de 4 años para el ciclo lectivo 2023.
Recorriendo varias instituciones de por medio y luego de una exhaustiva investigación, Mariana decidió asistir a inscribir a su hija sabiendo que la prioridad para la inscripción, por ley, la tienen los niños y niñas con Certificado Único de Discapacidad (CUD).
“Voy a una escuela recomendada y la primera pregunta es: ¿tienen domicilio cercano? Le explico que de casa no, pero laboral sí. Su respuesta fue que no la podían inscribir”. Según el Memo 262 SE 2022 los niños deben ser inscriptos dentro del radio del domicilio.
“Entendiendo que las decisiones de la Dirección General de Escuelas les exceden, la directora me explica que puedo probar vacante, según el famoso Memo, recién en la última instancia (luego de hermanos, hijos de docentes, niños cercanos, nuevos aspirantes, etc.) puedo inscribirla”.
La directiva no contempla la prioridad para niños y niñas con CUD a menos que sea en las escuelas más cercanas a su domicilio.
Mariana no pudo hacer nada más para garantizarle una educación de calidad a su hija, solo puede esperar. “Me siento vulnerada, golpeada por el sistema”, confesó la madre. Ante esto decidió exponer una carta abierta “siento que el sistema discrimina a mi hija”:
- Porque no es prioridad
- Porque por tener una dinámica familiar y de trabajo no puedo elegir donde inscribirla.
- Porque no puedo elegir el mejor lugar para ella según sus características sino el que me toca.
- Porque queda para el último lugar.
“Las familias de pequeños con discapacidad ya hemos pasado mucho: burocracia, diagnósticos, estudios y tramites. ¿Por qué no las tienen que seguir complicando? ¿Por qué nos entorpecen la vida, cuando podrían facilitarnos un poquito la existencia? ¿Por qué todo hay que pelearlo, lucharlo, lograrlo por un esfuerzo sobrehumano? ¿Por qué?”.
Según la normativa todas las escuelas deben exponer de manera visible toda la información, la documentación necesaria y las diferentes fechas para que los padres, madres o tutores puedan inscribir a los niños y niñas al nivel inicial.
En la primera instancia se inscriben los niños y niñas con discapacidad para luego pasar a las siguientes instancias que contempla las demás situaciones.
Ante esto muchas madres compartieron sus experiencias sintiéndose igual de desamparadas por el sistema educativo.
“Estoy en la misma, me dijeron que no tienen cupo en la sala de 5, porque ya hay dos nenes con acompañante en sala. Estoy esperando desde mayo que me respondan en otro, recién en octubre me dicen si tienen lugar”.
Mientras las resoluciones dictan la prioridad de los niños y niñas con discapacidad para garantizarles el derecho a la educación, en la práctica las madres y padres son los que se deben cargar la burocracia al hombro como un peso.
De esta forma el comienzo de una etapa se transforma en una odisea de trámites, búsquedas sin parar, para garantizarles a sus hijos los derechos básicos.