Claudia Fernández fue una hija apropiada en el 83′, de la mano de un padre policía con amigos en lugares altos y una madre que fue presa reiteradas veces por sus actos “subversivos” en el hogar. Este Día de Memoria por la Verdad y la Justicia recordamos su historia.
Han pasado 47 años del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, que fue la última dictadura cívico-militar en Argentina. Este golpe de Estado estuvo marcado por la desaparición y el asesinato de miles de personas; sumado a la apropiación de bebés, por lo que cada 24 de marzo se recuerda a las víctimas que esta dictadura dejó.
Entre las víctimas se encuentran personas que aún están en la búsqueda de su identidad. Son pocos los afortunados que lograron encontrar quiénes son realmente y cada año, sus historias surgen. Desde Vía Mendoza dialogamos con Claudia, quién nos contó más detalles de su historía de búsqueda y recuperación de su identidad.
Otra historia de un bebé apropiado de la última dictadura cívico-militar
Se estiman que 500 bebés y niños fueron secuestrados, desaparecidos y apropiados ilegalmente por nuevas familias entre los años 1976 y 1983. Claudia Fernández fue uno de ellos.
Claudia contó que su padre biológico fue policía durante la última dictadura y aprovechó de su poder en reiteradas oportunidades. Su familia biológica estaba constituida por su padre, madre y hermano. En 1983, su madre biológica descubrió que su marido llevaba una vida paralela con otra familia.
Ese descubrimiento desató discusiones y violencia, a tal punto que su madre decidió denunciarlo y se fue de su casa. “Como él trabajaba en la policía y con un juez importante, cuando se estaba yendo de la casa la detienen y le quitan los niños. Mi padre alegaba que mi hermano no era hijo suyo, por lo que solamente yo quedé con él”, recordó Claudia.
Claudia quedó bajo el cuidado de sus abuelos paternos, quienes no permitían que su madre estuviera con ella. Su padre biológico “caratulaba” los comportamientos de su madre como subversivos, por lo que cada vez que su madre llegaba a la casa donde ella estaba, la detenían inmediatamente.
Al no aguantar más la situación, su padre la otorgó en “adopción”: “Prácticamente, fui vendida, hay cheques que avalan que no fue una adopción común”, detalló Claudia.
Todo el proceso sucedió sin el conocimiento de la madre: “Mi mamá estaba presa en ese momento. Cada vez que ella intentó buscarme la metían presa. Dejó de hacerlo porque corría peligro mi hermano”.
Recuerdos y una identidad que no encajaba
Claudia señaló que en su infancia tuvo por mucho tiempo un sueño recurrente con memorias de su hermano biológico. Eso, a sus siete años, la llevó a comenzar a preguntar por ese hermano. Pero le negaban rotundamente su existencia.
Fue una amiga la que la ayudó a descubrir su verdad. “Una amiga me dijo que a mí me habían llevado a esa casa cuando yo tenía 5 años, ella preguntó y juntas descubrimos la mentira”, precisó Claudia.
Sin embargo, su familia adoptiva seguía negando sus cuestionamientos. A sus 11 años comenzó con crisis nerviosas por su falta de identidad, lo que implicó que la comenzaran a medicar. Sin embargo, ella tiene presente no aceptar su medicación. Por cansancio, logró que sus padres le contaran la verdad.
Al cumplir la mayoría de edad, Claudia pudo acceder a su partida de nacimiento verdadera, ya que a lo largo del tiempo había descubierto errores en la partida falsa. Sin embargo, encontrar el documento verdadero fue casi una tarea imposible.
Allí comenzó su búsqueda rigurosa, se contactó con todas las organizaciones que ayudaban a víctimas de la última dictadura cívico-militar: Abuelas de Plaza de Mayo Mendoza, Colectivo Mendoza por la Verdad, y la red de identidad biológica.
El encuentro con su madre 37 años después
Su mamá nunca la dejó de buscar. Ella formó una nueva familia y con la ayuda de su hermana siguió buscando a Claudia. Con el tiempo, la madre de Claudia localizó a su exmarido en Buenos Aires, quien le expresó que Claudia vivía con una tía en Tucumán.
Con ese dato, la buscaron por Tucumán, Córdoba, Buenos Aires, Salta, pero sin hallarla. Fue mediante la página de Facebook “¿Dónde Estás?” que se encontraron. Pero no fue con el nombre de Claudia, ya que cuando fue apropiada, recibió uno nuevo.
“Busqué en esa página los nombres de mis padres biológicos. Lo publiqué y así me encontró mi hermana”, detalló Claudia. Al fin se habían encontrado luego de 37 años.
“Mi búsqueda había terminado, aunque en realidad recién comenzaba. Todavía estoy recopilando datos para poder cerrar la historia”, dijo Claudia.
Tristemente, en la actualidad no mantiene contacto con la familia que la crio: “Me dolió que nunca quisieron decirme la verdad y que siempre mintieron, hasta el día de hoy cuentan una historia diferente. Cuando me casé, mi mamá adoptiva me dio los papeles de adopción, y con eso sentí que se deshizo de mí”.
El significado del Día de la Memoria por la Verdad y Justicia para Claudia
Muy emocionada y tocada por esta fecha tan particular, Claudia expresó lo que representa cada 24 de marzo para ella: “Es la puerta para que tantos hijos busquemos nuestra verdad. Es el día en que todos los hijos gritamos para que nuestras familias puedan encontrarnos”.