Tiene todos los "condimentos" para ser ficción, pero es una noticia policial: su apellido es Guita, estafó hasta a su propia hermana, en su última fuga hizo morir a su propia madre, sus víctimas lo describen como "un artista del carisma" y se autopercibe como uruguayo pero dicen que es jujeño.
En su más reciente acto delictivo, el protagonista de la historia, identificado como Facundo Guita, fue denunciado por el dueño de una casa de comidas de la ciudad de Mar del Plata, quien aseguró que después de que se presentara como "El Uruguayo" y se ganara su confianza, le dio trabajo y le permitió pernoctar en una pieza del local, hasta que escapó con 250 mil pesos que había guardado para pagar los sueldos de los empleados.
El caso se hizo público porque el propio comerciante, Jerónimo Burgos, contó lo ocurrido en Instagram y en Facebook junto a una foto del acusado y, a partir de la difusión, recibió decenas de mensajes de otras víctimas del mismo estafador.
El comerciante relató que el joven, de 24 años, se había presentado a principios de abril en su negocio, "Almacén de Milanesas", diciendo que era un mochilero uruguayo que había quedado varado y sin dinero, en la Costa Atlántica.
"Al principio pasaba a charlar, nos contaba de sus viajes, hacía trucos de magia y era muy 'macanudo' y entrador. Pedía trabajo de lo que fuera y un día le ofrecí hacer algunos trabajos de pintura para que pudiera tener algún ingreso y después empezó a preparar pedidos", reseñó el damnificado.
También relató que a fines de abril, Guita "llegó llorando y dijo que le habían robado" en el hotel en el que se hospedaba, por lo que le ofreció pernoctar en una pieza ubicada arriba del local.
"Le dimos ropa, le compré unas zapatillas por internet y con mi vieja le conseguimos un colchón y una frazada. El pibe era súper agradecido. Cocinaba para todos. Era un artista del carisma", aseguró Burgos.
Pero todo habría de cambiar el lunes último cuando el comerciante llegó al local con dinero para proveedores y para los sueldos de los empleados, y lo dejó en una oficina en la planta alta. Luego salió a hacer un pago.
"Cuando me fui, el único que quedó en el local era él. Y cuando volví veinte minutos después, otro de los chicos que ya había llegado me dijo que 'El Uruguayo' había ido al Laverap y ya volvía. Ahí ya algo no me gustó. Subí, y vi que me había 'embocado' y se había llevado la plata en una mochila mía. Nunca más volvió", explicó.
Tras radicar la denuncia policial, Jerónimo Burgos escribió en sus redes sociales: "Lamentablemente uno trata de ayudar a las personas y le pasan estas cosas. Realmente nunca lo vi cercano, hasta que me tocó".
Al posteo adjuntó una foto del acusado, y su propio teléfono: "Me escribieron de Corrientes, de Santa Fe, de Puerto Madryn, y hasta su hermana, diciendo que los había estafado. Me escribió un artesano que está en Turquía que dijo que lo conoció y le robó la recaudación de una feria en Jujuy".
La información aportada por esa vía permitió confirmar que no era ni uruguayo ni extranjero, sino que sería jujeño, y en el hotel donde había estado alojado confirmaron su apellido, y que lo habían echado por no pagar.
También se contactó un taxista que relató haberlo llevado hasta la capital provincial horas después del robo, como luego confirmó en el marco de la causa.
En las imágenes de las cámaras de monitoreo municipal, se lo ve con la ropa que Burgos le regaló.
Durante el trayecto hasta La Plata, según explicó el conductor, el acusado utilizó múltiples excusas para sortear cada retén: "El taxista me contó que el flaco decía que iba al velorio de la madre, y cosas así", dijo el comerciante víctima del robo.