En una declaración que empieza a romper algunas barreras, el papa Francisco habló este miércoles y señaló que “la homosexualidad no es un delito”. Esto podría significar un cambio rotundo en la Iglesia Católica que se ve, en parte, obligada a los cambios que ha llevado la cultura occidental.
Lo cierto es que las declaraciones del papa Francisco en diálogo con Associated Press empiezan a tomar un camino de cambio al que el Vaticano se ve obligado, en parte porque la cultura occidental fue avanzando con los años en la libertad de derechos y uno de los grandes actores fueron los miembros de la comunidad LGTBQ+.
De hecho, se observó en el Mundial de Qatar 2022, donde cientos de personas llamaron a un boicot por la falta de derechos que ofrecía el estado árabe sobre la homosexualidad. En ese marco, las declaraciones del Sumo Pontífice llegan como un cambio al que apuntan desde la Basílica de San Pedro.
“Ser homosexual no es un delito”, dijo Francisco durante una entrevista el martes con el medio estadounidense. El papa reconoció que los obispos católicos en algunas partes del mundo apoyan las leyes que criminalizan la homosexualidad o discriminan a la comunidad LGTBQ, y se refirió a la homosexualidad como un “pecado”. Sin embargo, atribuyó esas actitudes a contextos culturales y dijo que los obispos en particular también deben pasar por un proceso de cambio para reconocer la dignidad de todos.
Unos 67 países o jurisdicciones de todo el mundo penalizan las relaciones sexuales consensuadas entre personas del mismo sexo y 11 de ellos pueden aplicar o aplican la pena de muerte, según The Human Dignity Trust, que trabaja para acabar con esas leyes. Los expertos señalan que incluso cuando las leyes no se aplican, contribuyen al acoso, la estigmatización y la violencia contra las personas LGBTQ.
“Somos todos hijos de Dios y Dios nos quiere como estamos y con la fuerza que luchamos cada uno por nuestra dignidad”, señaló la máxima autoridad de la iglesia católica.
En Estados Unidos, más de una docena de estados aún tiene leyes contra la sodomía en sus leyes, pese a un fallo de 2003 de la Corte Suprema que las declaró inconstitucionales. Los defensores de los derechos LGTBQ dicen que esas leyes anticuadas se emplean para acosar a homosexuales y señalan a nuevas normas como la conocida como “No diga gay” en Florida, que prohíbe la educación sobre orientación sexual e identidad de género entre jardín de infancia y tercer grado, como una prueba de los esfuerzos continuados por marginalizar a las personas LGBTQ.
En 2019 se esperaba que Francisco publicara un comunicado contra la criminalización de la homosexualidad durante un encuentro con grupos de derechos humanos que investigaron los efectos de esas normas y de las llamadas “terapias de conversión”.
“El ser homosexual no es un delito”, dijo. “No es un delito. Sí, pero es pecado. Bueno, primero distingamos pecado por delito. Pero también es pecado la falta de caridad con el prójimo”, aclaró luego.
Desde su famosa declaración de 2013 “¿quién soy yo para juzgar?” cuando le preguntaron por un sacerdote que según reportes era gay, Francisco ha seguido dirigiéndose de forma reiterada y pública a las comunidades homosexual y trans. Como arzobispo de Buenos Aires se mostró a favor de ofrecer protecciones legales a las parejas del mismo sexo como alternativa a apoyar el matrimonio homosexual, algo que prohíbe la doctrina católica.
Cuál es la postura del papa Francisco en la ley de matrimonio igualitario en Argentina
Si bien las declaraciones del papa tienen un fin que busca empezar a atraer nuevamente fieles que se vieron alejados por las políticas del Vaticano, lo cierto es que la Iglesia Católica apunta contra la homosexualidad como una práctica “objetivamente desordenada”, por lo que esas personas deben mantenerse castas.
En ese marco, los recuerdos del año 2010 llevan al debate que se llevó a cabo en el Congreso de la Nación, cuando se sancionó la Ley de Matrimonio Igualitario en la Argentina. En aquel momento, el presidente del Episcopado, Jorge Bergolio, acompañó la posición de la mayoría de la Iglesia Católica en la Argentina.
Con la voz cantante del arzobispo de La Plata, Héctor Aguerre, se definió una postura dura contra esa iniciativa, en lo que se llamó la “Guerra contra Dios”.
La voz de Bergolio se vio en una carta que envió Monjas Carmelitas en junio de 2010, donde expresó su dura postura: “Está en juego la vida de tantos niños que serán discriminados de antemano privándolos de la maduración humana que Dios quiso se diera con un padre y una madre. Está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios, grabada además en nuestros corazones”.
“No se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una ‘movida’ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”, señaló en otro párrafo.
Sin embargo, siempre desde su círculo íntimo remarcaron que su postura fue ver la Ley de Matrimonio Igualitario como “un mal menor”, coincidiendo con su postura que llevó hasta el Vaticano. “Es coherente con el ejercicio de su prédica pastoral de un evangelio abierto a todos, sin excluidos”, señalaron.