El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, murió este domingo tras caer el helicóptero en el que viajaba junto a otros funcionarios de alto rango del país islámico, entre ellos, el ayatolá Ali Al-Hashemi, Imam de la Mezquita de Tabriz. Por el accidente no hubo sobrevivientes.
La noticia tardó varias horas en ser confirmada. Debido a las dificultades geográficas del terreno en donde sucedió el accidente y por el mal clima, las operaciones de rescate se dificultaron notablemente y eso retrasó la confirmación de que no hubo sobrevivientes.
Por el momento, se desconocen los motivos que habrían generado un desperfecto en la aeronave lo que hizo que se precipitara.
Los investigadores del hecho debieron recurrir a la utilización de drones para poder llegar a tener visibilidad en el lugar exacto del accidente, que es la zona del bosque de Dizmar, cerca de la ciudad Varzaghan, en la frontera con Azerbaiyán.
De esta manera, los rescatistas pudieron constatar que los restos de la aeronave estaban carbonizados. Y además confirmaron que no se habían detectado signos de vida en el lugar.
Las “condiciones meteorológicas desfavorables”, incluyendo una espesa neblina, “dificultan las labores de rescate”, había indicado el ministro del Interior, Ahmed Vahidi, a la televisión estatal. “Llegar a la zona del helicóptero puede tomar tiempo”, había añadido.
Finalmente, la confirmación de la muerte del presidente iraní la informó el director de la Sociedad de la Media Luna Roja Iraní, Pir Hossein Kolivand. “No hubo pasajeros supervivientes en el lugar donde se encontraron los restos del helicóptero que se estrelló”.
Según la confirmación de medios locales, el helicóptero que sufrió el accidente trasladaba además al canciller, Hossein Amirabdollahian, y al gobernador de la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental, Malik Rahmati, entre otros funcionarios.
Quién era Ibrahim Raisi, el presidente de Irán
Raisi tenía 63 años, era ayatolá (segundo título más alto dentro del clero chií duodecimano) y era presidente de Irán desde 2021.
Considerado como “ultraconservador”, fue elegido el 18 de junio de 2021 en primera vuelta en unos comicios marcados por una abstención récord para unas presidenciales, y sin ningún rival de peso.
Siempre aparecía con un turbante negro y vestido con un largo abrigo religioso. Sucedió al moderado Hasan Rohani, que lo había derrotado en las presidenciales de 2017 y que, tras dos mandatos consecutivos, no pudo volver a concurrir.
Raisi había salido reforzado de las legislativas celebradas en marzo, que fueron las primeras elecciones organizadas a nivel nacional desde el estallido del movimiento de protesta que sacudió Irán a finales de 2022 a raíz del deceso de Mahsa Amini, que murió tras haber sido detenida por no respetar el código de indumentaria que rige la República Islámica.
Tras los comicios de marzo, el presidente iraní se había mostrado satisfecho por el “nuevo fracaso histórico infligido a los enemigos de Irán tras los disturbios” de 2022.
Había nacido en noviembre de 1960 en la ciudad santa chiita de Mashhad, en el noreste, hizo el grueso de su carrera en el sistema judicial. Antes de ser presidente, fue fiscal general de Teherán y fiscal general del país.
Raisi figuraba en la lista negra de Estados Unidos de dirigentes iraníes sancionados por Washington, que lo acusaba de “complicidad” en “graves violaciones de los derechos humanos”, algo que las autoridades de Teherán rechazaban.
Previo a su mortal accidente, había viajado para participar de un evento en la provincia de Azerbaiyán Oriental, donde había inaugurado una presa junto al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en la frontera entre ambos países.
Durante una rueda de prensa conjunta, había expresado de nuevo su apoyo a los palestinos en la guerra en la Franja de Gaza entre Hamás e Israel. “Pensamos que Palestina es la primera cuestión del mundo musulmán, estamos convencidos de que los pueblos de Irán y de Azerbaiyán continúan apoyando a los pueblos de Palestina y de Gaza y que detestan al régimen sionista”, fueron una de sus últimas palabras en público.