Los abusos sexuales ocurrieron en el barrio Quintas Altas de Comandante Andresito y fue denunciado por una vecina que se acercó hasta la vivienda, se escondió y grabó con su teléfono celular la prueba determinante que implicaría a los cuidadores de la pequeña de 5 años.
En la prueba que rescató la vecina, se evidenciaba los abusos que la menor sufría por parte de su padrastro, pero como si eso no fuera suficientemente horrible, los abusos se daban delante de su madre.
Debido a estos hechos, la niña de 5 años sufrió daños físicos y psicológicos de gravedad, los cuales fueron confirmados por las pericias médicas y psicológicas.
El fiscal de Instrucción 3 de Puerto Iguazú en la Tercera Circunscripción Judicial de la provincia, Horacio Gabriel Paniagua, requirió la elevación a juicio planteada por el juez de la misma jurisdicción Martín Brites.
El hombre de 37 años, autor de las violaciones está acusado como “autor de abuso sexual con acceso carnal triplemente agravado por la convivencia preexistente, condición de guardador y el grave daño a la salud de la víctima, varios hechos, en concurso ideal con el delito de corrupción de menores agravado”.
Con respecto a la madre de la menor fue acusada como “partícipe primaria de abuso sexual con acceso carnal doblemente agravado por el vínculo y el grave daño a la salud en concurso ideal con corrupción de menores agravado, todo en su modalidad omisiva”.
De acuerdo al requerimiento de elevación a debate del fiscal Paniagua, expresa que el autor de las violaciones “aprovechó la situación de convivencia y sometió a la menor a los actos sexuales (…) Que tales hechos fueron continuos y recurrentes”.
La niña por su corta edad y la cantidad de ocasiones no pudo precisar cuántas veces fue violada y el tiempo que atravesó. En Cámara Gesell su relato describió reiterados episodios y con detalles de horror.
“Los hechos contra la integridad sexual de la menor fueron continuos y recurrentes, utilizando todo tipo de amenazas para quebrantar la limitada y escasa libertad de la víctima. La desviaron de su libre capacidad y crecimiento sexual (…) Hechos que sin duda perjudicaron y perjudicarán su desarrollo, capacidad, integridad y autodeterminación sexual de la niña”
Además remarcó Paniagua que: “Tales hechos fueron avalados por el accionar omisivo de la madre biológica, quien al advertir los abusos con acceso carnal a su hija, permitió que se perpetren y teniendo la posibilidad física para evitar la producción de los mismos o solicitar auxilio pertinente para que la consumación cesara, no hizo nada”.
“Pudo haber evitado un grave daño en la salud de su hija, que le provocaron los ataques sexuales cometidos por su pareja y consentidos tácitamente por ella”.
La víctima hace menos de dos años pudo escapar en plena violación delante de su madre y hermanos menores. Una vecina tuvo el coraje de acercarse y apoyar la cámara de su teléfono entre las tablas de la precaria vivienda. Sin querer golpeó con su cabeza la estructura y la madre de la niña salió de la casa. Adentro el abusador continuaba con su macabro crimen, hasta que se descuidó y la menor corrió de sus garras.