El mercado estimó que la inflación se estancará en torno al 5% mensual al menos hasta fin de año y que en los próximos 12 meses se ubicará cerca del 70%.
Esta proyección coincide con las últimas advertencias realizadas por consultoras privadas, las que consideran que en virtud de los ajustes tarifarios pendientes y de las actualizaciones de distintos indicadores que se ataron a la evolución de los pecios será muy difícil que la inflación perfore ese piso.
En este caso, las opiniones fueron resumidas en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que publica el Banco Central del que participaron 23 consultoras y centros de investigación locales y 13 entidades financieras.
Cabe destacar que la recolección de los datos se realizó entre el 29 y 31 de mayo, con lo cual el informe captó el último salto del tipo de cambio a la zona de $ 1.250.
Para este conjunto de analistas la inflación de mayo fue de 5,2%, levemente por encima de los últimos estudios publicados por las seis consultoras que habitualmente dan a conocer sus mediciones. De esta forma, se habría producido una caída de 3,6 puntos con relación al 8,8% de abril.
Pero a partir de aquí todo sería cuesta arriba para el equipo económico y para los bolsillos de la población. Según las estimaciones de los especialistas junio y julio mostrarían una suba de precios de 5,5%, para luego fluctuar entre 5,2% y 4,5% hasta noviembre.
En esta proyección las opiniones son coincidentes, salvo para el influyente economista Ricardo Arriazu quien en una reciente exposición pública señaló que para su equipo en diciembre la inflación podría estar cercana a 2,5%.
La conclusión más positiva se da en la visión de mediano plazo. Para todo 2024 estiman que el costo de vida aumentará 146,4%, que resulta 15 puntos inferior a la previsión del informe anterior. Y para los próximos 12 meses ven una variación de precios de 68,9%, lo que significa una caída de 19,1% respecto del mismo trabajo presentado a principios de mayo. La evaluación a 24 meses muestra una tasa de inflación de 38,6% contra el 49% previo.
En consecuencia se concluye que, aunque en diferentes magnitudes, el mercado espera que el proceso de desinflación continúe, salvo que factores políticos impacten en forma negativa.
En lo que respecta a la inflación núcleo (aquella que margina los efectos estacionales), se mantendría estable en torno al 4,4%.
Con relación al tipo de cambio nominal, los analistas creen en las minidevaluaciones del Banco Central al 2% en junio y julio, pero desde agosto creen que empezaría a quebrarse esa tendencia.
Sobre el nivel de actividad hay coincidencia con el Gobierno nacional en que habrá una mejora en el segundo semestre del año.
Tras una baja de 3% entre enero y marzo, estiman que entre abril y junio la caída se recortará a 0,3% y desde julio se empezarían a observar señales de crecimiento económico. Para los analistas participantes la expansión sería de 0,5% en el tercer trimestre. No obstante en el balance final de 2024 el PBI sufrirá una contracción de 3,8%.
El presidente Javier Milei destacó este jueves en su exposición en Agroactiva reiteró que hay “señales claras” de reactivación y entre ellas destacó el incremento del crédito que se transforma en consumo.
FMI, sin definición
Estos pronósticos son concordantes con los que realizó el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sobre los que se basan los supuestos de la renegociación firmada en enero de este año.
Si bien todos los objetivos se están cumpliendo, el organismo está demorando la resolución de la octava revisión que deriva en un desembolso de US$ 800 millones.
Durante una conferencia de prensa este jueves en Nueva York la vocera del organismo, Julie Kozack, evitó precisar cuándo se reunirá el Board para dar el visto bueno final.
La situación es inusual porque en casos donde las metas fueron ampliamente cumplidas desde que se presenta la recomendación a hasta la reunión de Directorio no pasan más de 20 días, plazo cumplido en esta ocasión y que podría extenderse a más de 40 días, según se especula dada la agenda de la cúpula del organismo.
Esta demora también suma incertidumbre en la plaza financiera y es otra de las razones que provocan la caída de los bonos y del Riegos País.