Lionel Messi viene arrastrando una molestia que no le deja sumar partidos enteros, como de costumbre, desde hace varias semanas. Para cuidarlo, este jueves frente a Paraguay también empezó desde el banco.
El rosarino ingresó a los 5′ del segundo tiempo para desatar la locura de la gente, que ya lo había ovacionado cuando nombraron al plantel disponible para enfrentar a la Albirroja.
Messi estaba listo para entrar, con una camiseta blanca térmica y la perlita de la desaparición de su camiseta. Una vez localizada, La Pulga entró por El Araña, Julián Álvarez.
Enseguida se vio como Nicolás Otamendi cruzó el campo para ponerle él mismo la cinta de capitán ante la negativa del rosarino, que pretendía que el defensor siguiera con ese rol durante el resto del partido. No hubo tutía: el goleador de la noche se la dejó al rosarino y ambos sonrieron en una clara broma interna.
En lo futbolístico, Messi le aportó su habitual dinamismo y estuvo muy cerca del gol: casi mete un olímpico y, sobre el final del encuentro, un tiro libre en la puerta del área -de esos que tan bien le sientan- se estrelló contra el palo del arquero.