Nunca es tarde para poner en marcha los sueños, y eso fue lo que hizo la jubilada Lili Carrara, oriunda de Corrientes, quien decidió, con 66 años, comenzar a estudiar una de sus carreras favoritas.
La correntina nacida en Saladas dedicó gran parte de su vida ejerciendo su rol de maestra en colegios del departamento Concepción y, en 2016, empezó a estudiar Derecho en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Políticas (UNNE), demostrándole a sus familiares que no hay edad para inscribirse a la universidad y emprender un nuevo rumbo.
Hoy, con 73 años, la mujer brinda un absoluto ejemplo a sus compañeros y, con el título en mano, celebra su tan costosa y esperada recibida.
El sueño más deseado de Lili Carrara
Entre los festejos y aplausos, la abogada explicó que dicho título fue una de sus cosas más anheladas: “Cuando era jovencita ya quería estudiar la carrera, pero en aquellos tiempos no había extensiones áulicas y mis padres tampoco podían pagar los gastos de una mudanza”, explicó en diálogo con República de Corrientes.
Pese a las circunstancias, decidió poner en pausa su deseo y formarse para ser docente: “Es una profesión de la que estoy orgullosa porque la ejercí con vocación y siempre traté de hacer lo mejor posible”. Además, Lili mencionó que, para realizar su labor, viajaba todos los días con su marido por largas horas, ya que ambos daban clases pero en diferentes comunas.
En cuanto a su trayectoria, la recibida indicó: “Trabajé en el nivel primario en Tatacuá, Tabay, Concepción, Santa Rosa y, ya cuando era directora, en Saladas” y, con respecto a su compañero de vida, dijo que “con él, solo coincidimos en un colegio: el turno mañana en el 211 de Tabay. Igual, como hacíamos doble turno, estando ahí a la tarde yo iba hasta Concepción, donde era vicedirectora en una escuela”.
Sin embargo, no todo se les ha dado fácil debido a que, al ser padres de cuatro hijos, ambos tuvieron que salir a trabajar, es por eso que sus pequeños quedaban bajo el cuidado de otras personas: “Salíamos temprano y volvíamos a las 18.30 o 19hs. Pero tuvimos la suerte de tener buenos vecinos que estaban pendientes de si nuestros hijos necesitaban algo cuando no estábamos”.
“La mayor parte de mi carrera docente transcurrió en el departamento de Concepción. Después, ya como directora, pedí el traslado a Saladas”. Luego de un tiempo, decidió jubilarse en la Escuela 468, ubicada en el barrio Estación.
A pesar de que su esposo falleció cuando era joven, tuvieron la posibilidad de disfrutar de sus nietos que, en la actualidad, son unos de los mayores orgullos de la letrada.
Su experiencia en este nuevo desafío
Tras dedicarse muchos años a la docencia, llegó su momento de retirarse de las aulas, por lo que, al jubilarse, pasó gran parte de su tiempo libre gozando de su familia y fue ahí cuando se le ocurrió mudarse a Corrientes, donde viven tres de sus cuatro hijos.
En 2016, empezó a estudiar la carrera de Derecho y, entre alumnos más jóvenes, apuntes y profesores, la mujer fue creciendo en esta impactante y desconocida área, pero, por desgracia, tuvo que atravesar la pandemia de COVID -19, por lo que le resultó difícil adaptarse a la modalidad virtual.
“Creo que, al principio, no fue sencillo ni para los docentes ni para los alumnos, con la ayuda de mi hija más chica, su esposo y amigos, pude enviar los trabajos que me pedían. Hay cosas del sistema digital que todavía me cuestan, pero supongo que aprendí bastante”, mencionó Lili.
Sin embargo, nada detuvo a la correntina y, en 2023, logró alcanzar su meta, rindiendo una materia libre y aprobando la última cursada de otras dos. “Para celebrar hicimos una juntada en la casa de una de mis hijas, estuve rodeada de afectos. Solo mi hijo mayor no pudo estar de manera presencial, porque él vive y trabaja en Saladas, siempre les enseñé a los cuatro que tienen que ser responsables en lo que hacen”, explicó la recientemente recibida quien, mientras espera su título, disfruta de sus días viajando por el mundo.