En un acto de furia protagonizado por un médico del Hospital Misericordia, el automóvil de una enfermera sufrió destrozos a piedrazos. El violento episodio ocurrido este sábado a las 6.18 de la mañana evidencian además las condiciones de inseguridad que enfrenta el personal del nosocomio, tras la reubicación del estacionamiento en un descampado sin vigilancia.
La enfermera damnificada relató a La Voz que se encontraba trabajando en el primer piso del hospital cuando recibió el aviso del incidente. “Una compañera me mandó un mensaje diciendo que el médico había amenazado con romper mi auto si no lo sacaba. Cuando llegué, mi auto ya estaba roto, con una piedra enorme adentro y vidrios por todos lados”, explicó.
Todo comenzó cuando el médico, al finalizar su guardia, encontró que no podía mover su auto debido a la ubicación del vehículo de la enfermera. En lugar de contactar a su colega, quien había dejado su número de teléfono y avisado a la mesa de entrada que en caso de ser necesario estaba a disposición para cambiarlo de lugar. Antes de avisar, el médico perdió el control y decidió lanzar una piedra de gran tamaño contra los cristales de la puerta del lado del conductor del vehículo.
“Me dijo que todo era culpa mía, que no me daría sus datos y se fue insultándome. Yo no lo conocía; fue la primera vez que lo vi”, explicó la damnifiacada sin salir del asombro por la violencia en los acontecimientos.
LOS DESTROZOS EN EL VEHÍCULO Y LA INSEGURIDAD
El automóvil sufrió daños considerables en el parabrisas, el espejo retrovisor y las ventanas, y la enfermera aseguró que no lo volverá a utilizar para trasladarse al hospital. “No puedo creer que alguien reaccione así en un lugar donde todos trabajamos y nos conocemos. Solo espero que se haga justicia”, lamentó.
El incidente dejó al descubierto una problemática que viene afectando al personal del hospital desde hace meses: la inseguridad y la reubicación del estacionamiento. Según la enfermera damnificada y otros trabajadores, el espacio designado actualmente es reducido, carece de iluminación, cámaras de seguridad y vigilancia, lo que genera conflictos entre colegas y los expone a robos constantes.