En un puñado de minutos, 19, Instituto ya le ganaba a Boca 2-0. Estupor en la Bombonera. Y no deja de asombrar que un equipo recién ascendido, del interior y tras 17 años sin pisar Primera División, con la mayoría de sus futbolistas que nunca habían jugado en este reciento tan particular; se impusiera de esa manera.
Más allá de esta salvedad, no debería sorprender tanto porque este Boca deslucido y vacío, con escasas respuestas anímicas y mucho menos futbolísticas, es vulnerable y ya se le animan. Como lo había hecho Defensa y Justicia en la presentación anterior, con media docena de llegadas más allá del 0 a 0, como lo hizo Banfield, que ganó su primer partido del torneo ante el Xeneize; y también Instituto, que llevó un libreto para traerse los tres puntos y lo puso en práctica aplicadamente.
La Gloria fue y le ganó a Boca con autoridad y templanza pegando en los momentos justos, con recursos individuales, caso su goleador Adrián Maravilla Martínez, y también colectivos, como la jugada de laboratorio del primer gol. Y le agregó coraje para aguantar el chubasco de los minutos finales, incluida la zozobra del final por si era penal o no del arquero Jorge Carranza, chequeo del VAR mediante.
LAS VIRTUDES DE UN INSTITUTO SUBESTIMADO
Instituto le metió tres a Boca (la victoria más holgada en el historial, como visitante), desnudó las falencias de este equipo mediocre, obligó a la prematura retirada del palco a un ofuscado Juan Román Riquelme, profundizó la crisis y dejó al técnico Hugo Ibarra en la cuerda floja. Sí, este Instituto bastante ninguneado en la previa.
Subestimado, y hasta minimizado por la opinión de periodistas parciales en las cadenas nacionales, que daban por descontado el triunfo de Boca, y por gran margen, casi sin la necesidad de jugar el partido. Sólo con la camiseta y la localía. Impensado para este Boca tan pobretón.
Incluso en la transmisión televisiva en la que la polémica estaba en la punta de la lengua tras el gol anulado a Darío Benedetto en la primera parte (estaba fuera de juego Martín Payero), prácticamente se clamó y reclamó por el supuesto penal del final, que daba paso a un 3-3 más milagroso que épico. Instituto le ganó a Boca, y a todos.