Corría el año 2020, en plena pandemia por coronavirus, cuando el cordobés Santiago Vaca Narvaja realizó un video que, sin saberlo, marcaría un antes y un después en su vida. Pero, la historia del joven de Unquillo inició mucho tiempo antes.
Nacido y criado en el Gran Córdoba, Santiago vivió “entre libros y lienzos” con una madre docente y artista plástica, y un padre escritor y editor. Creció en un hogar de clase media baja, rodeado de arte y poesía, junto a un hermano menor y dos padres que fueron sus “primeros maestros”.
LOS INICIOS DE LA CARRERA DEL ACTOR CORDOBÉS SANTIAGO VACA NARVAJA
Su acercamiento al cine vino de la mano de su papá, quien durante un tiempo trabajó en el Cine Rivadavia de Unquillo. Allí se encargaba de proyectar películas independientes. Una que “marcó mucho” a Santiago fue Kirikou y la Bruja, un cortometraje animado. “Ese fue mi primer contacto con el cine. Mis viejos tenían el famoso VHS y todos los fines de semana alquilábamos en el videoclub de Villa Allende”, rememoró Santiago en diálogo con Vía Córdoba.
Años más tarde, pasó por el taller de teatro de su escuela. Con el impulso del realizador audiovisual Cristian Salas, hizo una pasantía en la miniserie El Cactus. “Se les cayó el director de sonido y yo con 16 añitos me hice cargo del sonido de la serie, sin entender mucho. Pero siempre desde el juego. Mis viejos me decían que el arte era un espacio de resistencia”, contó Santiago.
A partir de ese momento, fue convocado por distintos espacios para participar de proyectos audiovisuales. En 2018 y a la par de Salas, protagonizó el cortometraje La vida es Sueño, una adaptación de un extracto de la obra homónima de Pedro Calderón de la Barca. Sobre esa experiencia, Santiago sostuvo: “Fue mi primera actuación en el cine, con un monólogo que nunca había hecho. Fue hermoso el proceso”.
DEL TEATRO AL CINE Y VICEVERSA: LOS SALTOS EN LA HISTORIA DEL ACTOR CORDOBÉS
Poco a poco, fue metiéndose más en el mundo de la actuación. Estudió teatro en La Cochera con el “grandísimo maestro” Paco Giménez. “Para mí, es de los mejores maestros que he tenido”, dijo. Desde ese espacio, comenzó a trabajar en cortos universitarios independientes, hasta que llegó a la obra de Hernán Espinosa, El Gringo. En ella, interpretó a Agustín Tosco en su etapa de juventud.
Luego, colaboró con Rosendo Ruiz, el director de De Caravana. Y más tarde, tuvo su paso por el Polo Audiovisual de Córdoba, el cual se vio interrumpido por la llegada de La Sociedad de la Nieve.
Al terminar el secundario y como un “acto de rebeldía” hacia sus padres, decidió estudiar Abogacía y “por suerte” duró un año en la carrera. Durante esa etapa, recibió un llamado para participar del casting de la película El Ángel, el cual rechazó por un examen de Derecho Romano. “Me quedé en la puerta, porque me decían que tenía que ir a Buenos Aires y yo tenía que rendir”, confesó.
“Esa posibilidad me marcó mucho. Fue como un tropiezo que me llevó a caerme en los brazos de la actuación”, siguió. Fue así que dejó Derecho y comenzó a estudiar Cine y Producción Audiovisual en la UNC. “Es una hermosa carrera, que está en constante evolución y a la que le debo muchísimo”, afirmó.
EL SEGUNDO LLAMADO: UNA INESPERADA OPORTUNIDAD PARA EL ACTOR CORDOBÉS
A fines del 2020 y por medio de un amigo, a Santiago le llegó el aviso de un casting. Con un diseño muy sencillo y sin llamar mucho la atención, el flyer pedía actores jóvenes que hayan jugado al rugby. El cordobés practicó el deporte en el Tala Rugby Club y en la Asociación Cordobesa de Volantes (ACV), por lo que encajaba perfecto en el anuncio. “Yo pensé que era de algún corto o publicidad”, afirmó.
Por una cosa del destino, el 23 de diciembre envió la primera audición, en el mismo día que se cumplieron 48 años desde el rescate de los sobrevivientes de la tragedia de Los Andes. “Me contestaban mes de por medio, fue muy lento el proceso. Fueron nueve meses de casting. Y poco a poco me iba dando cuenta de qué iba (el proyecto) porque había palabras que juntas me resonaban”, recordó.
Y siguió: “Había una escena, que de hecho está en la película, que decía ‘no más de 500 metros y el fuselaje desaparece’. Pensé ‘¿de qué estamos hablando?’ y ahí empecé a googlear. Encontré un artículo que decía que Juan Antonio Bayona iba a rodar la próxima película de la tragedia de Los Andes y dije ‘si llega a ser esto, me muero’”.
Unos meses después, le llegó un correo con la confirmación de que se trataba de un largometraje producido por Netflix en conjunto con el director español Bayona, conocido como “Jota”. El joven contó que no se imaginaba la magnitud que tenía el proyecto, hasta que le pidieron viajar a Uruguay para un casting presencial.
CUANDO EL SUEÑO COMENZÓ A HACERSE REALIDAD: EL TRAMO FINAL DEL CASTING DE SANTIAGO
Santiago estuvo dos semanas en Montevideo, Uruguay, donde le solicitaron hacer escenas como Eduardo Strauch y Adolfo “Fito” Strauch, los primos que sobrevivieron al accidente. “Fueron escenas muy complejas y requerían de una intensidad muy, muy grande”, explicó. Y agregó: “Esa etapa del casting fue, para mí, una escuela dramática avanzada porque estaba con Juan Antonio Bayona, con María Laura Berch y un equipo y despliegue enorme”.
“Después hice el casting de Roy Harley, que es otro de los sobrevivientes. Hice tres personajes, de los cuales ninguno interpreté. Fue muy lindo, porque al final había una intención de Jota de que yo participe en la película”, reflexionó. El casting terminó en julio del 2021. Santiago volvió a Córdoba sin saber si había quedado o no. Hasta que, en septiembre, recibió un llamado que lo cambió todo: quedó para interpretar a Daniel Maspons, uno de los uruguayos que no logró sobrevivir.
“Fue hermoso. Era una noticia que no sabía que me iba a cambiar tanto la vida”, relató Santiago. También destacó la buena predisposición y la amabilidad de todo el personal encargado del casting, algo que no era común en una producción de semejante magnitud.
A partir de ese instante, todo lo que vino después fue una sucesión de hechos “irreales” que llevaron al actor cordobés a vivir una experiencia definitoria en su vida. Desde las primeras clases de actuación, pasando por las exigencias del papel y el íntimo encuentro con la familia de Maspons, hasta la nominación a los Oscars.