Para Talleres fue debut y despedida en octavos de final, con la previsible derrota a manos de Boca. Lógica, si se tiene en cuenta que el local luce su mejor versión en mucho tiempo, con cinco triunfos seguidos. Y también por el lado Albiazul, que hasta la penúltima fecha penaba por no descender. Un mal 2025 en general para el fútbol de Córdoba, que en parte puede revertir el bravo Estudiantes de Río Cuarto.
Clasificar a los playoffs del Clausura le permitió a Talleres maquillar, superficialmente, lo que fue un 2025 para el olvido en su mayor parte. Salvo aquella final ganada frente a River en marzo, con augurios que no se complieron.
Después de Paraguay, y hasta el sprint final en el que el Talleres de Carlos Tevez perdió apenas uno de nueve partidos, fue un padecimiento. Paso en falso en Libertadores, tres técnicos en un año, interinos como Pablo Guiñazú que daban el paso al costado, Diego Cocca y su huída a un par de días del inicio del Clausura. Jugadores desaparecidos en escena como el indolente Rubén Botta, y otros que nunca “volvieron”, caso Emanuel Reynoso y Nahuel Bustos...
Se sufrió demasiado, al punto de que el objetivo de pelear arriba y entrar a copas internacionales, mutó dramáticamente a aferrarse a la categoría y eludir un descenso que habría sido bochornoso. En un 2025 que para Talleres empezó “millonario” por aquel título ante River, terminaron contando las monedas.
ESTUDIANTES DE RÍO CUARTO, LA ESPERANZA
Al pobre desempeño de Talleres, Belgrano e Instituto en Primera, se agregó que Racing no accedió al Reducido por un ascenso, y entró en crisis, con Hernán Medina como tercer técnico afuera en la temporada en Nueva Italia.
La Primera Nacional sí mostró a un Estudiantes de Río Cuarto protagonista, entre los primeros de la Zona B y sólido y resuelto en los “mata a mata” camino a la final por el segundo ascenso.

En la final se topó con un Deportivo Madryn manchado por las sospechas, y que además es un equipo fuerte. El León lo controló en Río Cuarto, pegó primero y pegó dos veces con el 2-0 y así los dirigidos por Iván Delfino se pusieron a las puertas de un ascenso histórico, que esperan concretar el próximo domingo en la Patagonia. Todo Córdoba encolumnada en el sueño de un representante del interior del interior.

BELGRANO E INSTITUTO, TAMBIÉN EN DEUDA
Un Belgrano diseñado con ambiciones para este semestre, se quedó en el camino y sin nada. La eliminación en semifinales de Copa Argentina, en la que se el mundo celeste se entusiasmó con bases concretas, terminó siendo un golpazo.

Una frustración de la que no logró sobreponerse (no ganó más desde esa derrota con Argentinos). Sin reacción y sin espíritu, se le cerraron las puertas de octavos aún dependiendo de sí mismo. Pero claro, había que ganar...
Instituto, prematuramente, también quedó fuera de los playoffs por el contrapeso de tres derrotas sucesivas. Incluso hasta debió mirar de reojo otros resultados por el alerta de descenso. El año más pobre desde que ascendió en 2022, y desde 2007. Tal vez sin tantas pretenciones, con muchos menos recursos que Talleres y Belgrano, pero con una decepción indisumulable de su gente.


























