Giovanni Cardozo Barbán (31, oriundo de Perú) fue atacado a puñaladas por la espalda el 10 de noviembre en la villa Richardson, en Güemes, a metros del Hospital Misericordia.
El hombre, quien se movilizaba con muletas, al parecer intentaba contactarse con dos conocidos que estaban presos en la Unidad Penitenciaria 9. La idea era saludarlos "a los gritos" por una ventana.
Sin embargo, alguien le clavó una puñalada en la espalda y una pierna y le robó el celular, la billetera y las muletas. El hombre quedó en gravísimo estado y murió poco después en la terapia intensiva del Misericordia.
De inmediato se sospechó de un asalto común: todo indicaba que había sido abordado por delincuentes que le robaron sus pertenencias y lo hirieron de gravedad.
Sin embargo, la investigación liderada por el fiscal Gustavo Dalma, y ejecutada por el Departamento Homicidios de la Policía de Córdoba, dio poco después un vuelco clave en una investigación sumamente compleja, y que incluyó la intervención de cuerpos policiales de otras provincias (dado que rastrearon a los sospechosos por Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja) e incluso de Gendarmería Nacional.
Lo que en principio era un asalto más de los que ocurren a diario en Córdoba, derivó en la "cacería" de un hombre de nacionalidad peruana con antecedentes por supuestas actividades como "mulita", como se conoce a quienes trasladan droga de un punto a otro, y que al parecer habría sido contratado como "sicario" para matar a Barbán, siempre según las primeras investigaciones.
El portal Minuto Rioja precisó que Henry Yagua Morales tenía pedido de captura nacional e internacional, y que al momento del arresto estaba con una mujer, Luciana Anahí Nieto, en una cabaña de la zona de La Quebrada en La Rioja. El portal El Independiente también difundió la información.
A este lugar llegaron anoche los detectives del Departamento Homicidios de la Policía de Córdoba, quienes, en colaboración con sus pares riojanos, procedieron a arrestar a la pareja, que entre mañana y el jueves será trasladada ante el fiscal Dalma.
Por el momento, Morales tenía pedido de captura por presunto "homicidio simple", en tanto que Nieto quedaría acusada por supuesto "encubrimiento agravado".
"Fue sumamente complejo rastrearlo. La comunidad peruana suele ser muy cerrada. Sumado a esto, el sospechoso tiene antecedentes y mucha experiencia cruzando provincias y fronteras. En su pasaporte figura que ha estado en distintos puntos de Europa y Latinoamérica", contó a Día a Día un avezado pesquisa.
"Estos casos son difíciles porque además tienen documentos argentinos y son especialistas en cambiar identidades y apodos", confió otro investigador.
Ante la consulta de este diario, el fiscal Dalma confirmó las detenciones pero prefirió no ahondar dado que continúa la búsqueda de otro sospechoso material del ataque. No sólo eso: en caso de corroborarse la hipótesis de un asesinato "por contrato", la investigación policial entrará en un terreno más complejo todavía, que será llegar al o los autores intelectuales del crimen.
¿Ajuste 'narco'? Fuentes riojanas con acceso a la causa aseveraron que "nunca se trató de un asalto", sino que Barbán fue asesinado "por un ajuste vinculado con el narcotráfico".
Esta versión, que apenas da sus primeros pasos en el despacho del fiscal Dalma, se desprende tanto del antecedente de la víctima como de los presuntos victimarios, y por las circunstancias en las que ocurrió el ataque.
El viernes 10 de noviembre, Barbán, quien según la Policía tenía antecedentes por robos y delitos contra la propiedad, llegó junto con una conocida hasta el Establecimiento Penitenciario 9. La mujer entró a visitar a dos hombres, también de nacionalidad peruana, que habían sido detenidos acusados de llevar una pistola mientras circulaban en un auto robado.
Barbán se movilizaba con muletas. Según declararon luego los dos presos de la UP9 ante el Departamento Homicidios, había recibido un disparo en una pierna presuntamente por la misma banda que luego contrató a sicarios para asesinarlo.
Siempre según esta versión, hubo una disputa entre dos bandas en Córdoba, en una de las cuales al parecer participaba Barbán, y en ese marco recibió un disparo. El día de su muerte, el hombre quedó afuera de la UP9 y cruzó un alambrado para llegar hasta un sector (foto) donde se lleva a cabo una práctica usual: comunicarse, a los gritos, con los presos que se asoman por la ventana.
En eso, al menos dos hombres lo atacaron por la espalda y lo asesinaron. Esa misma tarde, la Policía recuperó las pertenencias de la víctima.
Al reconstruir lo ocurrido, el rompecabezas auguró un trabajo difícil y fino para los investigadores: todo indicaba un ataque premeditado.
"Parece que lo mandó a matar la misma banda que antes lo baleó. Sus dos compañeros se salvaron por estar presos. Es algo vinculado con el narcotráfico. No está claro el motivo, si se quisieron quedar con 'un vuelto', pero algo ocurrió que se enfrentaron con esta otra gente pesada", dijo por lo bajo un pesquisa.
"Fue una vendetta, una bronca narco. Por alguna razón se las tienen 'jurada'. Se descartó el robo, el ataque fue personal", agregó, y negó que le hayan quitado el celular para robarle la información que tenía en el equipo, como trascendió.
"Al celular se lo recuperó al rato. Fueron directamente contra él", apuntó.
Otras fuentes con acceso a la causa confirmaron las detenciones y el presunto "ajuste" vinculado con el submundo del narcotráfico, pero prefirieron no entrar en detalles (como los motivos, o los barrios de Córdoba donde residían los involucrados) dado que la pesquisa continúa. "Son personas hábiles, saben cómo escabullirse", argumentó.
El avance del rompecabezas judicial podría llevar a agravar la pena contra el sospechoso detenido.