Nelson John, del reality a la realidad

Llega con su show a Quality Teatro. Con su música, logró sobrepasar el efecto Operación Triunfo.

Nelson John, del reality a la realidad
Nelson John y su vida después de Operación Triunfo\u002E Llega a Córdoba con nuevas canciones\u002E

Por Jorge Luna Arrieta

Soy tuyo. Nelson John se ofrece. Lo hace con su música, esa que es razón de su vida. Esa que lo sostiene mucho más allá de aquel ya lejano Operación Triunfo y que lo tiene recorriendo diversos escenarios de todo el país. Este sábado, se presentará en Quality Teatro. En la previa, hablamos con el artista que pasó del reality a esta realidad.

Oriundo de San Nicolás, Nelson (37) tiene una fuerte relación con Córdoba. Su familia tiene casa de descanso en Parque Siquiman: "Acá hay muy buena onda y un clima hermoso, que me encanta. Estoy muy feliz y muy ansioso por este show, porque hacía rato que quería venir para acá", le contó a Día a Día.

–¿En qué tramo de tu carrera estás, después de aquella aparición fulgurante en el reality, y ahora haciendo tú música?

–Ese es el objetivo. Operación Triunfo te marca un antes y un después, porque tiene una connotación muy poderosa. Creo en el transitar y en ese camino del artista ocurren eventos importantes como fue esa participación, que para mí fue muy significativa porque me permitió estar en la casa de muchísimas familias. Pero lo entendí como un momento. Después, las aguas bajan un poco y volvés a la realidad que, de todos modos, es una realidad modificada. Entrás al reality de una manera y salís de otra. La gente te conoce y pasan un montón de cosas que antes no pasaban. Hay que agarrar todo lo que te pasó, quedarte con lo mejor y hacer tu camino. Esto es largo y depende de lo que uno tenga para dar.

–Quizás sea un preconcepto, pero ¿hay una subestimación con el artista que pasó por este tipo de programas?

–Sí que la hay. Generalmente se da que se hace muy famoso a alguien que no se dedica a la música. Canta más o menos, gana el certamen y lo ves como una súper estrella. Y para aquellos que hacemos música lo vemos como 'este ayer era no sé qué cosa y ahora es qué se yo'... Es como que un poco te duele desde ahí. Pero el problema es que después no lo pueden sostener. Lo importante es tener algo para dar. Soy músico desde siempre, desde antes de Operación Triunfo, y es por eso que pasaron 12 años y estoy tocando y desarrollando mi carrera. Ese preconcepto que decís, y que me parece certero, tiene que ver con eso de esperar mucho de alguien que, de repente, quizá no se lo mereciera tanto como sí se lo tendría que merecer un músico.

–'El niño que fui' fue la canción que te hizo muy fuerte durante el certamen. ¿Esa letra hoy tiene otro significado para vos, que ya cargás con otra experiencia de vida?

–Es una canción que es anacrónica. Tiene un sentido muy representativo a cualquier edad y en cualquier tiempo. Por eso, también, lo que significó en el público en aquel momento, y lo que significa hoy, a pesar que la canción ya tiene 20 años. La compuse con un amigo y tuve la posibilidad de mostrarla durante el certamen. Así, todo el mundo pudo conocer mi faceta de compositor. Tiene un mensaje que se adecúa a cada uno. Yo lo tengo como un lema de vida. Soy cultor de vivir cada momento como algo único e irrepetible. En la mirada de niño entiendo esa cosa pícara que los niños viven ahí y no les importa más nada. Disfrutan eso, idílicamente hablando. Pero hay una energía valiosa en eso. El mensaje que tiene la canción es que está el tipo replanteándose que es grande ya y preguntándose qué pasó con esos sueños que tenía cuando era niño. Y ahora se ve acá, hostigado por la cotidianeidad. Es como un replanteo de vida.

–¿Te sorprende la profundidad de esa letra, construida en medio de tanta juventud?

–Sí, puede ser... Pero siempre ahondé en lo profundo del ser y preguntándome cosas desde ese lugar. Desde ahí no me sorprende, pero cuando veo el tiempo digo 'qué loco'... Que tenga la relevancia que tuvo ese tipo de canción, que no es sobre el amor. Es una balada que tiene un mensaje muy profundo.

–Ahora, etapa de 'Soy tuyo'.

–Pasaron tres discos y un montón de cosas. Soy tuyo es un sencillo que forma parte de un grupo de canciones que fueron saliendo aisladas y que ahora, a fin de año, van a formar parte de un disco. Aunque ahora hacer un disco tiene algo de romanticismo porque hoy hacés una canción, la sacás y funciona. Ya no necesités del soporte disco.

–Tres discos, bastante seguidos uno del otro, pero después varios años sin grabar. ¿Cómo fue ese tránsito?

–Tocando vivo. Creo mucho en esto de tocar y tocar, por lo que me propuse estar en escenarios grandes, en chiquitos, en festivales, a veces con banda, otras con set acústico, a veces solo con guitarra... Además, eso impacta mucho en el artista porque uno se va nutriendo y eso repercute después a la hora de componer. Primero somos personas, antes que artistas. Descreo en los artistas que se creen intocables, en una esfera de cristal. Y lo digo porque tuve la suerte de participar en un certamen que me dio mucha popularidad y me acercó a un nivel de masividad muy grande. La popularidad o la exposición no hacen más que potenciar tus rasgos. Si sos una buena persona, te convertís es una muy buena persona. Y si sos choto, te convertís en terrible choto. Je.

–Qué lugar tiene el músico en medio de una industria tan cambiante. El disco hoy es una cuestión romántica y que cuesta mucho dinero producir, cuando con las redes sociales llegás fácil a la gente.

–Ocupa un lugar de protagonismo total. Hoy tenemos las plataformas más grandes del mundo a disposición, gratuitamente. Te parás delante de la computadora, subís tu canción y el mundo entero tiene acceso a ella. Un viejo lobo me dijo 'sin música, no hay industria'. Y ahí está la respuesta a tu pregunta. Si no hay contenido, no hay nada que hacer. Podés hacer el soporte del disco, pero si no hay algo que decir, no hay nada. Después está el manager y todo lo que se hace alrededor del contenido que el músico generó.

–¿Gana más la gente, así? Los músicos antes vivían de la venta de los discos y no tenían tanta necesidad de tocar en vivo. Hoy para ganar dinero tienen que hacer muchos más recitales que antes.

–Antes era muy importante poder firmar un contrato con una multinacional. A vos te agarraba Sony o la compañía que fuera y, en los '90, cuando los discos físicos se vendían de verdad, te daban por adelantado una cifra por regalías de lo que calculaban que se iban a vender tus discos. Hoy la compañía no te adelanta nada y, además, tenés que llevarle el disco ya listo y empaquetado para que ellos decidan si te lo editan o no. Es como raro porque te sometés a una situación compleja. Y no es tirar tierra contra las compañías, porque las cosas son así. De todos modos, vos tenés que generar tu propio material y utilizar todas tus herramientas de comunicación, como las redes, para darlo a conocer y que esto te permita ser conocido para ir a tocar en vivo.

–Desde chico, lo tuyo es escribir canciones y tocar en vivo. Pero alrededor de eso hay que manejar un montón de cuestiones. ¿Es el mundo que imaginabas? ¿Te sorprendió para bien o para mal?

–Hay una regla importantísima en la vida de un músico que es aprender a lidiar con la incertidumbre. En esto, todo el tiempo estamos construyendo un camino que no existe. Un amigo compositor me dijo 'traemos de la nada algo que no existe y lo manifestamos'. Y es así. Si no sos conciente de ello, la incertidumbre te va generando un transitar bastante truculento. No sabés qué va a venir mañana...

Para ir

Las entradas tienen un costo de 280 y 335 pesos. Se pueden adquirir de manera anticipada en Independencia 541 y Cruz Roja 200. También por sistema Ticketek. El show, el sábado 7 de octubre, a las 21.30.