Por Gabriela Martín.
Los juguetes son para divertirse, aprender y estimular la creatividad de los más chicos de la casa. Elementos sin tipo, con los cuales los niños deberían sentirse libres de elegir el que prefieran. Pero el mundo infantil parece no poder escaparle a los estereotipos de género.
Es tradicional encontrar productos y publicidades dirigidas a nenas o varones, específicamente diferenciadas. Así, las góndolas ofrecen al "universo femenino" belleza, dulzura, cocina y la posibilidad de "ayudar" a mamá en las tareas domésticas o en la crianza de sus hijos. Para los varones, en cambio, los juguetes tienen que ver con la acción, el deporte, la construcción y los medios de transporte, entre otros.
En esta diferenciación, se impone que las nenas deben ser tranquilas y dedicadas a las tareas del hogar; mientras que los nenes tendrán que mostrarse fuertes y competitivos. El mundo ha evolucionado y así como hay mujeres que ocupan puestos importantes, también existen hombres que se ocupan de la crianza de sus hijos y las actividades cotidianas en el hogar. Entonces ¿Por qué nos escandalizamos cuando las nenas juegan a la pelota o los nenes a las muñecas? ¿Quién determina que los chicos no puedan jugar libremente?
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Ileana Oliva de Blaser, Jueza de Paz de La Calera, explica a Tu Día: "Las familias estamos influenciadas por visiones sesgadas de los juegos que 'creemos' deben ser asignados a las niñas y a los niños, de allí que históricamente, siguiendo una cultura patriarcal hemos asignado roles a las mujeres y roles a los varones. Esto pasa con los juguetes".
Y continúa: "La sociedad cree que, por una cuestión de género basado en lo biológico, las nenas juegan con muñecas y cocinitas y los varones con autitos, camiones, pelotas de fútbol. Por mandato social, a nadie se le ocurriría regalarle a un niño un set de cuidados del bebé".
Los roles de género fueron construidos desde la cultura patriarcal y sexista. Nos regalaron ese tipo de juguetes cuando éramos pequeños y repetimos casi inconscientemente esa tradición. "El mensaje escondido en ello se traduce en que la niña 'mientras juega' reproduce el modelo de mujer asociado a las tareas de limpieza, cocina y cuidado familiar. Las nenas juegan a ser una mamá que cuida al bebé, lava, cocina y limpia. Si bien, el niño puede jugar con un rol de papá, lo hace desde otro lugar. Para hacerlo más simple, si las mujeres tenemos auto y manejamos ¿por qué no podríamos jugar con autitos camioncitos o con una pelota de fútbol?".
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La sociedad está impregnada de creencias y estereotipos que se van reproduciendo, y transmitiendo de generación en generación. "Al no advertirlo, estamos alimentando una cultura machista, a la que desde lo sociológico y legislativo le presentamos batalla a diario", relata la especialista, quien refiere que de esta manera se construye y replica el modelo patriarcal que genera violencia de género, basada en la discriminación por el solo hecho de ser mujer, a la que se la considera y trata como inferior al hombre.
¿Qué podemos hacer como sociedad? ¿Cómo modificar estos mandatos? El primer paso es hablar con los chicos, explicar que juguetes, ropa o trabajos no tienen sexo; que tanto hombres como mujeres pueden realizar múltiples tareas y que el machismo no sólo se ve en hombres, sino también, y de manera muy marcada, en las mujeres.
"El modelo sexista también se observa en los colores de la ropa, el rosa para las nenas; azul, los nenes. Si un varón se viste de rosa, a ese niño se lo discrimina diciéndole 'pareces una nena, a modo de insulto'. Esto es algo que también debemos trabajar con los hijos", cuenta Ileana.
Y cierra: "Desde lo profesional (y también lo personal), trabajo a diario para romper ese modelo patriarcal. Mis hijas, desde pequeñas, juegan con autitos, al fútbol a la par de su hermano, sin siquiera cuestionar que tal juego es de nenas o de varones, lo toman como natural. En el ámbito profesional, del contacto diario con mujeres, advierto de manera muy marcada el estereotipo de género que la cultura patriarcal imprimió en sus historias de vida. Es una tarea ardua romper con ello, pero reconfortante a la vez. Si logramos deconstruir esa cultura y las prácticas machistas, estaremos luchando contra la violencia de género".
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Reformas y avances
En los últimos años, el modelo de familia cambió y desde las distintas instituciones se trabaja mucho en pos de la igualdad de género. Las reformas legislativas brindan herramientas, el nuevo Código Civil no contempla un solo modelo de familia, sino que se habla en plural. "El texto de la Ley (al referirse a parejas y matrimonio) ya no habla de hombre y mujer, sino que habla de contrayentes y de convivientes, sin hacer referencia al sexo. La Ley reconoce modelos de familia monoparentales, de personas del mismo sexo, ya no hablamos de madre o padre, sino de progenitores", cuenta la Jueza de Paz.
Y sigue: “Afortunadamente, en lo legislativo se abolió el modelo de familia histórico, asociado a la familia de raza blanca, heterosexual y religiosa. El antiguo Código Civil imponía un modelo de cuidado parental a cargo exclusivamente de la madre, estableciendo que los hijos menores de cinco años quedaban siempre a cargo de la mujer".
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Juguetes sin género
Los juguetes tecnológicos son los que culturalmente se considera sin género, aunque son los de guerra, de lucha, de combate los más jugados por los varones. Este tipo de pasatiempo replica una cultura violenta, condición que también debe ser considerada a la hora de determinar las preferencias.