Por Gonzalo Toledo.
Antes de ser el cantante de la Crosstown Traffic, Mick Camaño fue un dibujante que se perfeccionó en el estudio de la Disney y luego trabajó en Hanna Barbera, en los equipos de animación de glorias del rubro como Don Gato y su pandilla y el Oso Yogi.
Parte de esos trabajos forman parte de una muestra que hasta el 19 de julio se puede recorrer en la sala principal del Paseo de las Artes, con entrada libre y gratuita. Allí, exhibe algunos originales de esos personajes, a la vez que los visitantes podrán apreciar un ejemplo de cómo era el arte de la animación antes del arribo de la computadora.
Conversamos con Mick.
-Participé en la reedición de algunos capítulos de Hanna Barbera, en distintos personajes. Trabajé mucho en la época de Don Gato y su pandilla y en el Oso Yogi. Se hacían 120 capítulos por año. Después de Disney, Hanna Barbera fue la más productora más importante de animación.
-¿En qué años estuviste ahí?
-Terminando los '70. Estudié en Disney porque tuve la suerte de que me becara una agencia de Coca Cola de acá de Córdoba. Me llamó Cacho Suárez, que trabajó con Puenzo y es un tipo multipremiado por las campañas que hizo en cine y televisión: él hizo la publicidad de la camioneta que tiran de un avión. En su agencia me piden que haga un dibujo animado y les gustó. Al tiempo, Cacho me dice '¿tenés pasaporte?' y yo no tenía nada. Me dijo 'andá preparando el pasaporte porque te vas a la escuela de Arte de Disney' ¡casi me caigo de culo! Ir a perfeccionarme como animador, a Estados Unidos y en Disney, el máximo lugar de la animación del Mundo. Yo veía los dibujos y los copiaba en mi casa y de pronto tenía esa posibilidad, era un sueño. Me fui, me trataron muy bien. Estuve un año y cerraron el estudio, los sobrinos de Disney. Ellos tomaron el paquete accionario y decidieron cerrar el estudio de animación, el estudio más creativo, el que llevó el dibujo animado al arte. Y justo necesitaban personal en Hannah Barbera, que era el que había descubierto la fórmula para hacer cosas para televisión: rápido, capítulos que salían como chorizos, no como Disney que hacía una película al año. En Hanna Barbera hacían fondos bien pintados pero más simples, con movimientos muy simples... Disney trabajaba 24 cuadros por segundo, una locura de arte y Hanna Barbera, con 12.
-¿Vos qué hacías, dibujabas algún personaje?
-En Hannah Barbera éramos 200 animadores. Yo era un intercalador, le agregaba más pasos a los tres pasos que me daba el principal animador y eso, a su vez, iba a otro tipo que le agregaba otros tres pasos más. Era todo una máquina. Nosotros dibujábamos a lápiz sobre papel transparente que te permitía ver el dibujo que estaba abajo y seguir el movimiento. Después estaba la gente que lo pasaba a tinta, que eran mujeres, en un celuloide transparente. Luego pasaba a otro sector donde se pintaba y ya pasaba a la mesa de animación, con la gente que filmaba. Era un trabajo impresionante.
Lea la entrevista completa en la edición del miércoles 5 de julio de 2017 del diario Día a Día.