El 28 de agosto de 2004, como tantos pibitos de su edad, Facundo Campazzo prometía admiración eterna por ese puñado de jugadores que se colgaban la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas. Tenía 13 años y ya jugaba al básquet en el Club Municipalidad. Y, seguramente, en su cabeza rondaba el sueño de poder vestir la casaca albiceleste.
15 años después, el cordobés escribió su propia historia. Y lo hizo a lo grande, en el Mundial de básquet de China, torneo en el que mostró su calidad y talento. Tras la victoria ante Serbia, a priori uno de los candidatos al título, en cuartos de final, el mundo habló de Campazzo. Facu ya estaba en boca de todos.
En el camino hacia este presente, nadie le regaló nada al base del Real Madrid. Él se lo forjó con trabajo, sacrificio y decisiones. Como cuando, cansado de que lo tildaran de "gordo bajito", decidió cambiar su alimentación.
Su mamá María Elena siempre quiso que sus hijos hicieran deportes y un hiperkinético enano de cuatro años comenzó a picar la pelota en el Club Municipalidad, de Alta Córdoba. Ya adolescente decidió probar suerte en Mar del Plata y fue en Peñarol donde Campazzo y Sergio Hernández comenzaron una sociedad que se repite hoy en la selección argentina.
A los 21 años hizo su primera experiencia olímpica en los Juegos de Londres, torneo en el que Argentina perdió el partido por la medalla de bronce ante Rusia, y tras jugar el Mundial España 2014 arribó al Real Madrid, aunque el primer tiempo no fue fácil.
La entidad madrileña lo cedió al Murcia, equipo en el que se transformó en uno de los mejores bases de la Liga Española y lo hizo regresar a la Casa Blanca, donde revolucionó con su juego y se convirtió en un jugador trascendental para el equipo.
A los 28 años ya disputó dos Juegos Olímpicos (y logró la clasificación a Tokio 2020) y con la de China, dos Copas del Mundo. Entre sus puntos fuertes se detacan la inteligencia para "encontrar" a su compañero mejor posicionado y la defensa.
En los Juegos Panamericanos de Lima obtuvo la medalla dorada, un logro que Argentina no conseguía desde 1995. El título fue el primero post Generación Dorada y Facundo Campazzo el líder del recambio.
Y en ese recambio que ya es una realidad, Facu estuvo a las puertas de ser parte del quinteto ideal del Mundial en China (que finalmente integró Scola). El cordobés cerró con estadísticas arrolladoras, aunque en la final fue anulado por completo.
En total acumuló 233 minutos jugados, un promedio de 29.2 minutos por partido. Convirtió 15 de los 33 tiros de dos puntos y 18 de 46 tiros de tres. Además convirtió 22 de los 28 libres que ejecutó. Capturó 34 rebotes y robó 16 pelotas en todo el torneo. En el apartado de asistencias, Facu se destacó con 62 en todo el Mundial.
Para la Selección y para Campazzo, la base está.