Antonella Periotti Omisolo, es oriunda de Mayu Sumaj y tiene una pasión que rige su vida: el golf. Aunque nació en una familia de clase media, trabajadora, logró meterse de lleno en un deporte que tiene fama de “elitista”. Hoy se encuentra disputando un Torneo en Hawai con las mejores del mundo.
Con tan sólo 19 años ha llegado a lo más alto de Golf internacional y actualmente integra el equipo femenino de una prestigiosa universidad en Estados Unidos.
Sin dudas, llegar a ese lugar le costó un montón. Pero Antonella sabe aprovechar cada oportunidad y su familia agradece y celebra cada logro. Desde muy corta edad es top five de los rankings provinciales y nacionales, formó parte de la Federación de Golf de la Provincia de Córdoba y recibió, entre otras disticiones, en 2019 el Premio Falucho como promesa deportiva de Carlos Paz.
Su historia asombra no sólo por el esfuerzo y la dedicación, sino por la determinación con la que eligió una disciplina que no le resultaba familiar y siendo una niña, casi por casualidad, supo que ese era su camino.
Un amor a primera vista, una pasión llena de sacrificios
Quienes tienen hijos deportistas saben de los sacrificios que las familias llevan adelante para sostener sus trayectorias. Antonella Periotti Omisolo supo desde muy pequeña que su pasión era el Golf.
Llegó de casualidad. “Me enteré de casualidad por un folleto que vio mi madre mientras practicaba vóley”, dice Anto. Su papá, Marcelo Perotti, conoce muy bien la historia. Antonella a los 6 había comenzado con clases de tenis en el Club Carlos Paz, puesto que los médicos le habían recomendado la práctica de alguna disciplina deportiva para mejorar una condición pulmonar que le provocaba episodios de neumonía recurrentes.
Su papá lo cuenta como una secuencia inalterable, como algunos de esos episodios que parecen estar escritos en el destino. “Después de 3 años, o sea a los 9, de manera impensada, vio un cartel en el club que decía “clases gratuitas de golf para niños”, y quiso asistir. A los quince días de haber empezado decidió dejar el tenis para dedicarse definitivamente al golf. A los 6 meses, tuvo su primer torneo Federativo en el circuito Drive Golf Juniors y obtuvo un 2° puesto, llamando la atención por ser una principiante”.
Lo cierto, es que lo de Antonella y el Golf fue un amor a primera vista. Un amor que costó sacrificios de todos los colores. En primer lugar, por el tipo de entrenamiento que requiere el golf de competición. “Mí día comenzaba a las 6 A.M. para ir a la escuela, a las 14 hs. me buscaban y yo iba almorzando en el auto para Ir a entrenar a Villa Allende, a la Sede de la Federación de golf de la provincia de Córdoba. Las clases eran para los que estábamos primeros en el ranking y terminaban a las 19.30 hs. De regreso a Mayu, estudiaba en el auto”, cuenta Antonella.
El otro aspecto en que Antonella tuvo que sacrificarse fue en lo económico. Al tratarse de una práctica individual y costosa, la posibilidad de poder solventar los gastos viniendo una de una familia trabajadora era ajustada. “Nada le hizo bajar los brazos, ni el NO poder ir a cumpleaños o fiestas de sus amigos, todo por jugar al golf, y muchas otras veces por guardar dinero para poder hacerlo”, cuenta su papá.
Cosechar la siembra
A los 13 años, o sea en el 2016, Antonella era la campeona del Ranking Provincial Drive Golf Juniors y ese año, en 2016, se consagró como la número 1 de Argentina de su categoría, en un torneo que se disputó en el Golf Club Argentino, en la localidad de Pilar, Buenos Aires.
Al año siguiente llegó la primera experiencia afuera del país. El destino fue Chile, Viña del Mar y disputó allí un torneo que cambiaría el rumbo de su carrera. De aquella competencia obtuvo el primer puesto y el premio era, nada mas y nada menos, que una beca para realizar un perfeccionamiento en Estados Unidos.
“En octubre de ese mismo año, llegó su primer viaje sola en avión a Cartagena de Indias, Colombia, con el dinero más que justo, pero con la ilusión de llegar a lo más alto… y lo logró: ¡salió campeona!, y con un aditamento especial ya que la categoría era mixta”, cuenta eufórica el papá de la deportista.
Además de aquella anécdota, Marcelo rescata que al otro día de llegar de ese viaje, que había significado un montón de cosas para ella y su familia, pidió ir a la escuela. “Tenía un examen y lejos de excusarse, fue rindió y le fue bárbaro”.
La alegría de un sueño cumplido
En el año 2020, Antonella, mientras cursaba on line su último año del secundario, enfoco todos sus esfuerzos en aplicar para ingresar a las universidades de Estados Unidos. Muchas de ellas mostraron interés y comenzaron a contactarse con la joven. Durante ese proceso y producto de charlas con sus coach pudo elegir la universidad más conveniente.
El destino fue la “West Texas A&M Uiversity”, de Amarillo, Texas, Estados Unidos. Esa institución le otorgó a la joven golfista una beca total, que incluye estudios, vivienda, vestimenta, comida y seguro de salud lo que permite a Antonella desarrollarse en el golf, pero también formarse como contadora y adquirir experiencia trabajando en del departamento de deportes de la universidad.
Su rendimiento es impecable, tanto que en estos dos años ha recibido números premios y distinciones por su desempeño.
“El día de Antonella comienza a las 6 A.M., con entrenamiento deportivo, clases de su carrera, trabajo y por último las tareas de su carrera, culminando su día a las 12 de la noche, esto de lunes a viernes. Los fines de semana juega los torneos de golf, y cuando no los hay, realizan tareas comunitarias obligatorias”, cuenta orgulloso su papá.
Actualmente la joven golfista se encuentra en el puesto 12, entre las 120 mejores jugadoras de Estados Unidos. Todos estos logros y los del comienzo de esta temporada 2022, han hecho que West Texas A&M University ocupe el puesto número 4 del ranking de las universidades de la nación de norte.
De hecho, mientras transcurrió esta nota la joven se encontraba en Hawai disputando una competencia. Su sacrificio se siente, la disciplina es mucha y esta cronista da cuenta de eso; el celular no forma parte de atmósfera de Antoenlla durante la competencia, la concentración es total.
Su papá se disculpa por no tener los audios en el tiempo que, aveces, requiere el periodismo, y con una tremenda humildad dice que el no tiene mucho que ver en los logros de su hija. “Ni mi esposa ni yo jugamos jamás al golf. Lo único que le pedimos siempre es que sea correcta, respetando las normas, a sus adversarios, a sus compañeros y a sus entrenadores. Además de eso lo único que hemos hecho es acompañarla”.
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