El nitrógeno es la base del rendimiento en maíz, donde el requerimiento es de 20-22 kg de nitrógeno por tonelada de grano. Siempre deberemos efectuar ajustes teniendo en cuenta el ambiente, el híbrido y la densidad de siembra. Cuando apuntamos a altas dosis para ambientes con potenciales máximos, es importante contemplar aplicaciones múltiples, ajustando según planteo, estado del cultivo y perspectivas de rendimiento.
El fósforo es clave para la planta, ya que es el transportador de energía que tiene el cultivo. Es un macronutriente de alta demanda en el arranque para un mayor desarrollo de las raíces que permitan explorar el suelo para una mejor captación de agua y nutrientes. Algunas evidencias significativas demostraron que los mayores rendimientos se dieron con estrategias de reposición (>130 kg/ha de fertilizantes), con mejoras en los niveles de este elemento en suelo de 1 ppm en los primeros 20 cm de perfil, cuando reponemos por encima de la extracción en promedio 3 kg de fósforo por ha.
El azufre juega un papel muy importante sobre todo debido al equilibrio que presenta junto al nitrógeno, ya que, sin una cantidad suficiente de azufre, las plantas no podrían usar el nitrógeno ni otros nutrientes de manera eficiente para alcanzar su máximo potencial. Ensayos han demostrado generalmente respuestas más frecuentes en lotes con alto potencial y que generan respuestas importantes a nitrógeno y fósforo. La incorporación de azufre al manejo de la nutrición, con dosis de 10 a 15 kg/ha en promedio, mejoran el rinde en más de 700 kg/ha en ambientes de baja materia orgánica (MO), niveles de sulfatos en suelo de 0-20 cm menores a 10 ppm y ausencia de napas con sulfatos. Con respecto al manejo del fertilizante azufrado, como se trata de un nutriente con residualidad (2-3 años), su aplicación puede realizarse pensando en la secuencia de cultivos que forman parte de la rotación (al igual que el P).
Por último, y basándonos en los niveles que actualmente tenemos en los suelos, el zinc no puede faltar para lograr maíces de calidad. Tenemos registros de alta frecuencia de respuestas con mejoras en rendimientos de 600 kg/ha en promedio, con 1 ppm 0-20 cm como referencia en el análisis de suelo.
La fertilización es una herramienta clave para proveer los nutrientes necesarios al cultivo. El punto inicial de un buen plan de fertilización es el diagnóstico de disponibilidad de los nutrientes y dosis a aplicar, a partir del rendimiento objetivo. Luego, deberemos definir el manejo eligiendo la fuente, forma y momento de aplicación. Independientemente de la fertilidad inicial de las diferentes zonas, implementar el manejo integral de la fertilización con N, P, S y Zn permite alcanzar los mejores rendimientos.