Se define como “clásico” al tacto rectal que se hace para:
a) diagnosticar preñez a partir de los 60 días de no retorno
b) revisar todas las vacas durante el período de “puerperio” (el período que transcurre en los primeros 30 a 45 días posteriores al parto)
c) “liberar” vacas a servicio
d) revisar las repetidoras
e) determinar función ovárica
Poco útil va a ser este tacto rectal clásico para mejorar la eficiencia reproductiva.
Esto es así porque:
a) diagnosticar preñez desde los 60 días de No Retorno a servicio significa revisar vacas con un No Retorno de entre 60 y 90 días: mucho tiempo para accionar sobre las vacas vacías a ese tacto.
b) Al revisar puerperios, pocas veces se encuentran “epidemias puerperales”. Entendiendo por esto “muchas vacas sucias”. En general con un buen manejo nutricional las patologías puerperales diagnosticadas por palpación rectal son muy escasas. Por ejemplo: haciendo visitas mensuales, si en una de ellas se detecta una vaca con un descarga purulenta sin olor, es probable que esté en condiciones de tomar servicio muchos días antes de nuestra próxima visita, que sería dentro de 30 días. Si las visitas son quincenales las revisiones puerperales podrían tener más justificación.
c) El tacto para liberar vacas a servicio post parto es también una práctica poco necesaria. Determinar por tacto rectal si un útero está apto para ser inseminado en un plan de visitas mensuales, o aún quincenal, puede estar haciéndonos perder mucho tiempo en iniciar el servicio.
d) Cuando se revisan vacas repetidoras la cosa es aún más frustrante. El cliente espera que con el tacto el veterinario le pueda explicar por qué su vaca no se preña. La realidad es que en el 99 % de los casos el aparato genital de la vaca está normal a la palpación y también a la vaginoscopia.
e) Respecto a la palpación ovárica que generalmente se hace para palpar cuerpos lúteos, hay varios trabajos de investigación muy bien realizados que demuestran que, al hacerlo como una manera de determinar función ovárica, se puede tener un margen de error grande para diagnosticar la presencia o no de tejido luteal (que en realidad es lo necesario para que actúe la PGF2) y no que éste, el tejido luteal, tenga forma de “cuerpo” lúteo.
De todo esto se concluye que se debe buscar otro enfoque del tacto rectal y de las tareas del veterinario como responsable de la salud reproductiva de un rodeo vacuno.