La adaptación a la sequía es crucial tanto para las poblaciones naturales como para las especies cultivadas, especialmente debido a los cambios en los rangos de temperatura y precipitación causados por el calentamiento global, que alteran la disponibilidad de agua temporal y espacialmente.
Para las poblaciones naturales, la adaptación a la sequía puede determinar la supervivencia, el éxito de la propagación y, a largo plazo, la distribución. Las plantas no pueden elegir su entorno y, por lo tanto, deben ser lo suficientemente plásticas para crecer en una amplia gama de microclimas. La plasticidad puede hacer que las plantas muestran diferentes rasgos en diversas circunstancias.
Las características resistentes o tolerantes a la sequía en los cultivos son relevantes, ya que los científicos buscan variedades que puedan producir más en condiciones más cálidas y secas.
Por lo tanto, los científicos están estudiando las características morfológicas y fisiológicas que adaptan las plantas al estrés hídrico. Las especies que se encuentran en una amplia gama de condiciones climáticas son sujetos ideales para esta investigación.
- Morfológicamente, las modificaciones del área foliar, el número de hojas, el tamaño de las plantas, el tamaño y número de flores y el tamaño de las raíces son características importantes.
- Las características fisiológicamente importantes pueden ser la conductancia estomática, la eficiencia del uso del agua y la tasa de desarrollo de la planta. Estos ayudan a la planta a reproducirse y envejecer rápidamente antes de verse afectada por la sequía.
Aunque el área foliar disminuye como mecanismo de supervivencia debido a la sequía, es difícil generalizar si el control es el genotipo o el medio ambiente. De los dos estudios considerados, el área foliar parece ser plástica y varía en respuesta al medio ambiente. Sabemos que la relevancia del área foliar puede ser específica de la especie.
