Tal como había sucedido en la madrugada del 25 de diciembre, las primeras horas del 2021 mostraron a cientos de jóvenes en distintos parques, plazas y calles de la Ciudad de Buenos Aires reunidos sin ningún tipo de control para festejar la llegada del Año Nuevo. En todos los escenarios se observó la falta de tapabocas y distanciamiento social, una imagen que probablemente preocupará a las autoridades.
Según se observó, cientos de grupos de adolescentes y adultos jóvenes se juntaron con botellas de alcohol, heladeras y música a todo volumen. La mayoría se instaló apenas pasada la medianoche y estuvo hasta la salida del sol.
Lugares como Parque Chacabuco o Parque Saavedra fueron los elegidos por los jóvenes para recibir el nuevo año. Aunque son espacios públicos de la Ciudad con grandes dimensiones que permiten reuniones al aire libre seguras, se incumplieron las medidas básicas aconsejadas por las autoridades para evitar la propagación del coronavirus.
Fue por eso que en algún momento de la mañana efectivos de la Policía de la Ciudad pidieron con megáfonos que los jóvenes mantuvieran el distanciamiento social. Además, agentes de control del gobierno porteño recorrieron la zona para inspeccionar como transcurría la mañana. Sin embargo, los jóvenes se mostraron cerca unos de los otros, obviando las recomendaciones sanitarias.
En los distintos canales de televisión los reportajes a los jóvenes en las plazas reflejaron la falta de conciencia de muchos de ellos frente al COVID-19. Algunos minimizaron los efectos de la enfermedad e incluso de la cuarentena. Para argumentar sus posturas compararon la situación de la Argentina con países como Uruguay, donde la cantidad de casos es menor y las restricciones en la circulación no fueron tan severas como en nuestro país. Otros, en cambio, sostuvieron que sólo reunían con los mismas personas de siempre. Una suerte de burbuja en la que no permiten la presencia de personas extrañas.
Con el correr de la mañana apareció otra imagen lamentable: los parques y las plazas, una vez finalizados los festejos, quedaron llenos de botellas y basura. Por eso personal de limpieza de la Ciudad comenzó a trabajar desde las primeras horas.
La ciudad de Buenos Aires no fue el único lugar en el que hubo desborde en lugares públicos. Las playas de la ciudad balnearia de San Bernardo, en la Costa Atlántica, se vieron repletas de jóvenes y adultos durante toda la madrugada. Las imágenes viralizadas mostraron fiestas improvisadas a metros del mar y con la música a todo volumen provenientes de los autos estacionados. Mar del Plata, por su parte, amaneció con la misma imagen: cientos de jóvenes en las calles y en las playas de la ciudad se vieron abarrotadas de personas sin distanciamiento social y muchos sin barbijos.
El desborde por el Año Nuevo se dio pese a las declaraciones del presidente Alberto Fernández, quien dijo ayer en un reportaje que evalúa instruir a las fuerzas de seguridad para “disipar a la gente e impedir aglomeraciones”. “Si vemos que la situación no afloja y el relajamiento sigue, vamos a ver de qué modo las fuerzas de seguridad empiezan a actuar en la calle para disipar a la gente e impedir aglomeraciones”, aseguró el jefe de Estado en diálogo con Radio 10.
Ante la aceleración de la curva de contagios, el mandatario se reunió el miércoles con Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. Según aseguró, quería conocer de primera mano qué está sucediendo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires, donde en la última semana de diciembre la cantidad de contagios regresó a niveles como los de octubre pasado.