Hace 91 años nacía uno de los más grandes genios del jazz. Un nuevo saxofonista había llegado para reescribir la historia del jazz y del saxo tenor. Su nombre fue John William Coltrane, también llamado “Trane” por amigos y admiradores. En 1955 su vida dio un giro inesperado cuando del otro lado del teléfono escuchó la voz ronca de Miles Davis convocándolo a formar parte de su grupo. Trane mostró una enorme evolución en los dos años donde formó parte del grupo del trompetista, aunque en su interior una voz le dictaba que buscara nuevos rumbos musicales.
De 1957 a 1960 formó parte de la banda del pianista Thelonius Monk, grabando en varios de sus discos. Pero fue en esos años cuando forma su primer cuarteto con el pianista McCoy Tyner, el contrabajista Jimmy Garrison y el baterista Elvin Jones. A pesar de la gloriosa herencia de saxofonistas como Coleman Hawkins, Lester Young y Charlie Parker entre otros, el sonido profundo de Coltrane consiguió diferenciarse del resto.
Largas horas de estudio sobre el instrumento le dieron un dominio de las escalas y la improvisación y a partir de ahí Trane parecía sobrevolar libremente por encima de las canciones.
Gracias a la influencia musical de mi primo Enrique, conocí el disco “Blue Train” con su comienzo a tres voces perfectamente orquestadas, interpretadas por Curtis Fuller en trombón, Lee Morgan en trompeta y Coltrane en saxo tenor.
Recuerdo la impresión que me causaron los solistas en su rutina de tocar la mitad al doble de tiempo.
“Estos tipos son de otro planeta”, pensé en ese momento (lo mismo pienso hoy). Coltrane fue, de la misma forma que Miles Davis, un artista que evolucionó lentamente.
A diferencia de Charlie Parker, que mostró su estilo en plenitud, desde las primeras grabaciones, Coltrane fue desarrollando su lenguaje disco a disco llegando a su más ambiciosa y jugada performance en el disco “Ascención”, llegando a un nivel expresivo del saxo jamas oído.
Escuchar la evolución del saxofonista y compositor de un disco al otro es un camino indispensable si se quieren apreciar sus últimos discos, más jugados y extremos.
Uno de sus discos mas vendidos es “Ballads”. Una atmósfera de romanticismo y melancolía recorre las canciones, una coherencia esté- tica recorre todo el disco y su versión de “You don’t know what love is” es la mejor de todos los tiempos, otras joyas son “Nancy” con cierto sonido vacilante que termina produciendo efectos casi hipnóticos a los oyentes y el clásico “Say it”, popularizado insólitamente en el programa de Tinelli para ilustrar situaciones sexy con los participantes.
(Nunca está mal visto un tema de Coltrane cualquiera sea el contexto).
Como muchos de su generación, Trane se enganchó con el alcohol y las drogas (principalmente la heroína) y según el mismo contó, una noche vivió una experiencia mística con Dios, después de la cual dejó completamente la droga. El disco “A love Supreme” es una obra devocional dedicada a Allah, después de la cual su vida se volvió introspectiva y dedicada a la práctica de la meditación.
Otra de sus obsesiones consistió en el desarrollo de un lenguaje musical cada vez más complejo, para lo cual hacía constantes anotaciones en una libretita. Ahí ponía acordes, notas musicales y números, ya que consideraba una estrecha relación entre las matemáticas y la musica. Incluso diseñó un dibujo (una especie de mandala simétrica) que se conoce como “el circulo de Coltrane”, en donde gráfica la relación entre todas las tonalidades. Las matemáticas, la naturaleza, la divinidad y la música se relacionaron en la obra de Coltrane, que incluso se interesó seriamente por las teorías de Albert Einstein como fuente de inspiración.
Algunos temas recomendados: “Equinox“, “I love you“, “My favorite things” (un tema valseado y uno de los pocos interpretados en saxo soprano y no tenor), “Locomotion“ (en uno de sus solos mas vertiginosos) y el clásico “Summertime”, en una versión más extrema con un interminable solo, en el que demuestra una vez más su capacidad soplando el instrumento como nadie.