Coyette palpita el retorno de Chacarita a Primera: "No vamos a perder la identidad"

A los 41 años, el DT del Funebrero no le teme al desafío de dirigir en la máxima categoría. Traza como objetivo pelear los primeros puestos jugando al fútbol y pregona la honestidad en su trato con el plantel. (De La Razón)

Coyette palpita el retorno de Chacarita a Primera: "No vamos a perder la identidad"
festejo festejos por el Ascenso a primera division de Chacarita vs Argentinos Jr \r\nDYN30, BUENOS AIRES 30/07/2017, CHACARITA FESTEJA EL ASCENSO A LA MAXIMA CATEGORIA DEL FUTBOL ARGENTINO \r\nFOTO:DYN:DYN/TONY GOMEZ\u002E cancha de chacarita campeonato torneo nacionalb nacional b futbol futbolistas partido final chacarita argentinos juniors

Por Diego Pero

Trabajo, humildad y honestidad. Por ese camino transita Walter Gastón Coyette. Un camino que recorre despacio y silbando bajito, como en su vida cotidiana, para no hacer tanto ruido. Eso lo deja para adentro de la cancha, en la que intenta pregonar buen fútbol en Chacarita. Lo consiguió en la B Nacional, donde le hizo frente a un torneo “durísimo” y logró el tan ansiado ascenso, aquella vuelta a Primera División, como había conseguido hace ocho años con los botines puestos. Ahora, este joven director técnico buscará repetir su ADN en la máxima categoría: “La idea va a ser la misma: jugar al fútbol. No vamos a perder la identidad”, avisa.

¿Ya aliviado después de toda la adrenalina del ascenso?

Fueron dos días contento, con la ilusión y la felicidad de que logramos el objetivo. Pero ya había que ponerse a pensar en el armado del equipo. No hubo mucho tiempo porque terminamos y los demás equipos ya estaban haciendo pretemporada. Entonces estamos corriendo de atrás con el tiempo.

No fue su primera alegría dentro del fútbol. Como jugador, fue campeón mundial Sub-20 en Qatar (1995). También ascendió con Huracán (2007) y dos años después repitió con Chaca. El festejo como técnico en el club de San Martín se le escurrió de las manos en el torneo Transición 2016, cuando peleó mano a mano con Talleres de Córdoba. Pero la revancha llegó rápido.

¿En algún momento sentiste que estaban para algo importante?

Confiamos siempre en este grupo porque veníamos de un torneo bárbaro que peleamos con Talleres hasta lo último, pero ascendía uno sólo y no pudimos. Se fueron tres jugadores importantes (Coniglio, Menendez y Escobar), pero mantuvimos una base. Teníamos la ilusión de que habíamos mostrado algo bueno, pero había que potenciarlo y revalidarlo, que es lo más difícil.

¿Por qué?

Porque cuando se logra algo bueno o importante, con la manera nuestra de tener un estilo de juego muy marcado y muy bueno, el desafío es poder revalidarlo. Eso es lo más difícil. Y así y todo, lo hicimos. Hubo algunos altibajos, pero el grupo pudo sobreponerse y logramos el objetivo.

La idea de juego nunca cambió...

Nuestra identidad estuvo clara siempre, en todos lados, de local y de visitante. Salimos de la misma manera, a ganar y a hacer nuestro juego en todos lados. No la cambiamos nunca. Tuvimos esa identidad bien clara y con Argentinos fuimos los dos equipos que tenían esa propuesta bien marcada de intentar jugar por más que tocara una cancha difícil. Ser protagonista, jugar por abajo, con una buena salida... Trabajamos sobre el error en cada entrenamiento. En este caso, ganó el que tuvo la propuesta, no sé si llamarla riesgosa, pero sí con más ambición de querer buscar el objetivo. No fuimos un equipo que especuló. Al contrario, siempre fuimos por nuestro objetivo bien claro.

Perdiste a varias figuras como Trípodi, Oroz, Salinas... ¿La forma de jugar va a tener que cambiar?

No, porque es un ADN que trae este cuerpo ténico. Tuvieron un gran torneo, pero más allá de los nombres, la idea va a ser la misma: jugar al fútbol e intentar ser protagonista. Lo que ya vieron de Chacarita. Esto es Primera División y ahora hay que tomar muchos recaudos, pero la identidad no la vamos a perder.

¿Y cuál será el nuevo objetivo?

Tratar de estar entre los primeros puestos. Dios quiera que se dé.

Arribó a Chacarita luego del recordado 38-38 en las fallidas elecciones de la AFA. Sin un presidente estable y con la Comisión Normalizadora al mando, empezó “a buscar nuevos horizontes porque no había definición”, recuerda quien por entonces dirigía a la Sub-15.

¿Qué cambio de aquel Coyette que asumió en febrero de 2016 al actual?

Tengo más canas y arrugas (risas). Trato de aprender, crecer y seguir mejorando. Esto fue una experiencia linda, importante y me servirá para lo que viene. Hay que tomar lo positivo y corregir los errores. Tomar decisiones, buenas y malas, es parte del crecimiento humano y profesional.

¿Sos valorado dentro del fútbol?

Ahora tengo otra exposición, como entrenador de Primera División, pero nuestro fútbol es así... Una vez que empieza a rodar la pelota, si ganás sos bueno y si perdés te critican. También es parte de nuestra sociedad. Hay que estar tranquilo y trabajar de la mejor manera.

¿Tenés diálogos con otros colegas?

Sí, más que nada en esta época. Siempre preguntamos referencias de jugadores y a veces me junto a charlar, por ejemplo, con Almirón (Lanús). Me gusta hablar de fútbol e involucrarme cuando veo algún entrenador. Cuando estaba Martino en la Selección, yo también estaba ahí (juveniles). Me gustaba escucharlo y estar con él. Quiero aprender y seguir creciendo.

En WhatsApp tenés una foto de Jesús en la cruz. ¿Te refugiás en la religión cuando las cosas no salen?

Sí, soy creyente y no me avergüenza decirlo. Al contrario, soy agradecido por todo lo que me dá en la vida cotidiana. Tengo hijos y lo más importantes es la salud, que ellos estén bien. Estoy agradecido a Dios por todas las cosas que me brinda.

¿Habías hecho algúna promesa antes del ascenso?

No, lo normal, algún que otro rezo. Como les digo a los chicos, acá las cábalas son el trabajo, la dedicación, la honestidad. La pelota puede entrar o no, pero hay que estar tranquilos de que hacemos lo mejor.

Tenés un lema, #JuntosSomosMejores. ¿Dónde nació?

Es algo institucional. Significa que tiramos todos para el mismo lado. Si estamos unidos y orientados hacia el mismo objetivo con los valores del sacrificio, la honestidad, el trabajo y tratar de ser cada vez mejores personas, a la larga el logro aparece. Y pasó acá.

Hablás seguido de trabajo y honestidad. ¿Por ahí pasan tus claves?

Sí, son bases en el trato mío con el plantel. Ser frontal, dedicarme, ser honesto... Pasa todo por ahí. Si uno se esfuerza, trata de hacer las cosas bien y ayudar al que tiene al lado, a la larga esa gente triunfa. Y yo tengo ese lema, que si uno es buena gente, te puede costar un poco más o menos, pero se puede lograr todo.

¿Ese mensaje se lo das a tus dos hijos futbolistas? ¿Cómo es esa relación?

Hermosa. Siempre me dicen ‘te equivocaste en ese cambio’. Pero yo también les digo ‘qué hicieron en esa jugada’... Tenemos charlas futboleras en casa con Lucas (Arsenal) y Mateo (Racing). Eso nos apasiona, se criaron en este ambiente. Yo, de mi parte, trato de acompañarlos, que sean felices que es lo más importante. Si decidieron transitar este camino, como padre los acompañaré en lo que más pueda para que busquen en su vida lo que ellos aman.

Hasta que te toque enfrentarlos algún día...

Y esto es fútbol, así que todo puede pasar. Ojalá, Dios quiera, porque sería que a ellos les está yendo bien o están jugando en Primera. Y que yo también sigo dirigiendo ahí.