En septiembre del año pasado, German Vega se convirtió en el primer instructor de esquí en silla de ruedas de la Argentina y del mundo. El hombre sufrió un accidente en 2005 mientras practicaba snowboard y contra todos los pronósticos continúo practicando hasta obtener el carnet oficial de la Asociación Argentina de Instructores de Ski y Snowboard (Aadides). En la actualidad se encarga de los contingentes de egresados en donde hay alguna persona con discapacidad.
Germán es un verdadero ejemplo de superación, a sus 46 años un terrible accidente lo dejó en silla de ruedas. Sin embargo, durante 13 temporadas practicó esquí adaptado y logró recibirse como instructor.
La primera clase de esquí inclusiva en Bariloche se remonta a una tarde de junio. Un grupo de estudiantes decidió suspender la visita al cerro en solidaridad con un compañero que "perdía movilidad a raíz de una esclerosis lateral amiotrófica", indicó el diario Río Negro.
Los jovenes decidieron acompañar a su amigo y si el no podía disfrutar de un día en la nieve ninguno de ellos lo haría. Lo que no se imaginaron es que la solución llegaría y que nadie tendría que perderse la excursión.
A partir de esta primera experiencia, la escuela de esquí Fire on Ice, la empresa Catedral Alta Patagonia y Aadides decidieron que Germán sería el encargado de estar al frente de los grupos donde haya una persona con algún tipo de discapacidad.
"Todos los movimientos que hago con las manos, los chicos los van a hacer con los pies. Tengo un ayudante porque si los chicos se caen, no puedo levantarlos. Pero puedo dar las clases normalmente", expresó Vega en diálogo con el diario Río Negro.
Germán comenzó con un grupo de tres personas que luego se duplicó y ahora alcanza las 12. Entre uno de sus mejores recuerdos como instructor se encuentran el de dos hombres que asistieron a sus clases y a los pocos días ya podían esquiar. "Esos chicos terminaron esquiando. Esa primera experiencia me motivó y fue como una inyección de autoestima", relató Vega.
A la fecha continúa en su mono esquí al frente de alumnos de distintas partes del país. Les enseña movimientos con las manos que los principiantes deberán imitar con los pies, mientras los jovenes lo observan con atención. German nunca pensó que podía ser instructor y hoy en día trabaja para compartir esa pasión con otros.
"La vida me cambió por completo a los 46 años. A veces pienso por qué no pudo ser antes. Por eso, la meta es que chicos de 20 puedan tomar mi camino. Me tocó ser punta de lanza. Quiero que sepan que hay clases inclusivas y que un profesor en silla de ruedas da clases de esquí a personas que caminan también", agrego con entusiasmo.