La policía neozelandesa mató este viernes a un presunto autor de un “violento ataque terrorista” que había herido a seis personas en un supermercado en el oeste de la ciudad de Auckland.
Sucedió a las 14.40 h (hora local) y según resaltó la primera ministra del país, Jacinda Ardern, el extremista ya era conocido por las autoridades de Nueva Zelanda.
El perpetrador del ataque que fue abatido por la policía tenía 32 años y “obviamente apoyaba la ideología del Estado Islámico”, confirmó Ardern.
Además detalló que había inmigrado proveniente de Sri Lanka hacía 11 años y desde el 2016 era considerada una persona de interés por el gobierno neozelandés debido a sus inclinaciones extremistas.
De las seis personas heridas por el ataque, tres de ellas se encontrarían en estado crítico y uno más en estado grave, según informaron las autoridades.
Resolución rápida
Según el comisionado de Policía de Nueva Zelanda, Andrew Coster, el presunto yihadista que actuó solo, se encontraba permanentemente bajo vigilancia policial.
Y agregó que fue abatido a disparos en 60 segundos por dos agentes de operaciones tácticas, luego de que se hiciera con un cuchillo y agrediera a estas seis personas.
Y tras los hechos, confirmaron que al actuar en solitario, ya no subsiste riesgo para la comunidad.
Por lo ocurrido en el día de hoy, Arden enfatizó que este “abominable” ataque fue hecho “por un individuo, no por una fe, no por una cultura, no por una etnia, sino por una persona que se dejó llevar por una ideología que no es apoyada aquí ni por ninguna comunidad”.
“Lo ocurrido hoy fue un acto de odio, indigno y despreciable”, cerró en su comunicado la primera ministra.
Antecedentes terroristas
Pero no es la primera vez que Nueva Zelanda sufre algún tipo de atentado terrorista en los últimos tiempos, si bien es uno de los países que más seguridad goza en el mundo en cuanto este tema.
En marzo de 2019, un atentado llevado a cabo por el australiano Brenton Tarrant puso en alerta a las autoridades neozelandesas.
Tarrant había atacado dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, dejando un saldo de 51 muertos.
Por este hecho, Tarrant fue condenado a cadena perpetua en agosto de 2020, con 51 cargos de asesinato, 40 de intento de asesinato y un cargo por terrorismo, sin poder hacerse del derecho a fianza.