La forma en que se desplomó el edificio de Miami que cayó el jueves a la madrugada —los 12 pisos uno sobre otro, cual “torre de panqueques”— dificulta enormemente el trabajo de los rescatistas que trabajan incansablemente para dar con las más de 150 personas que aún continúan desaparecidas.
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El tema es que, por el desplome, son pocos los espacios que quedaron entre los escombros en donde las víctimas de la caída del Chaplain Towers, en Surfside, podrían permanecer con vida, indica Clarín.
Más de 80 dotaciones de Bomberos llegaron desde todo el estado de Florida, y de estados vecinos, para trabajar en el rescate. Cuentan con perros especialmente entrenados y la mejor tecnología.
La primera pasada la dan los animales, que van siguiendo cualquier rastro de vida. También se usan sensores infrarrojos para detectar el calor humano, y con drones de todos los tamaños, y pequeñas cámaras, se busca entre los escombros a posibles víctimas.
Los rescatistas también están equipados con pequeños sonares para detectar sonidos, por lo cual todo el trabajo se hace en absoluto silencio.
También tienen aparatos para la detección de gas y elementos explosivos. Y hasta robots pequeños que pueden ingresar en los huecos de la estructura colapsada.
A sol y a sombra
Desde que ocurrió el desplome, los rescatistas trabajan sin descanso, incluso bajo la lluvia intensa que se desató el jueves por la tarde. Durante la noche, montan enormes grúas con luces que permiten que el trabajo continúe con iluminación plena.
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Mientras, crece la desesperación de los familiares y allegados del centenar y medio de personas que aún no aparece.
Los rescatistas se mueven con mucho cuidado sobre los escombros, porque cada paso puede ser decisivo. Y remueven cada pieza con precisión de cirujano, cuenta Paula Lugones, periodista enviada especialmente por Clarín al lugar del hecho.
El primero de los rescates quedó grabado, y se dio poco después del derrumbe: un adolescente de 15 años emergió de entre los escombros, sin más daños que algunos huesos rotos. Su madre también fue rescatada, pero no hay información sobre su estado.
Mientras, el jueves a la noche se vio cómo los rescatistas sacaron una camilla con un cuerpo envuelto en plástico amarillo.
Este viernes ocurrió algo temido pero esperable: la explosión de una tubería de gas provocó la suspensión por algunas horas de las tareas de búsqueda, hasta que los bomberos controlaron la situación.
Este tipo de explosiones es muy temida, ya que, además del gas y la electricidad del edificio, hay varios vehículos con tanques de combustible llenos enterrados bajo los restos del edificio.