En los últimos días, se conoció que más de 800 mujeres de Reino Unido denunciaron al servicio británico de salud pública y a los fabricantes de implantes vaginales (el más conocido es el gigante farmacéutico Johnson & Johnson) por comerciar este producto que ha dejado a varias pacientes postradas, con dolores intensos e incapacidad para relaciones sexuales, entre otras afecciones.
Una de las afectadas por estos implantes, Kate Langley, contó que la malla se abrió camino a través del tejido de su vagina como “un alambre cortador de queso”. Otras mujeres, revelaron que la perforación fue tan severa que sus maridos sufrieron heridas durante el coito.
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