Mientras la ministra de Salud y Desarrollo Social, Carolina Stanley, reafirma que hay diálogo con las organizaciones sociales y asegura que no habrá aumento de conflictos para fin de año, la realidad es que después de la escalada del dólar, los salarios quedaron muy por debajo de los precios y el descontento social es general.
Se estima que los sueldos reales cayeron casi el 10% en su poder de compra. Según publicó Clarín, con una suba de la inflación promedio entre enero y junio del 24,3%, los salarios aumentaron en torno del 12,5% y representa una pérdida de 11,8 puntos o del 9,5% en poder adquisitivo. La mayor caída lo sufrió el empleo no registrado, seguido del sector público.
El descontento social respecto a las políticas económicas del Gobierno ha aumentado debido a que la caída del poder adquisitivo de los salarios, agravado por el menor empleo, se refleja en el impacto negativo directo en el consumo de los hogares y familias.
Según el INDEC, tanto en julio como agosto, la inflación se aceleró mientras los salarios subieron menos. La mayoría de los convenios se firmaron entre el 18% y 25% anual, esos aumentos se pactaron en dos o tres cuotas no acumulativas, con algún bono por única vez y cláusulas de revisión.
En consecuencia, Agosto registró la mayor inflación del año y en septiembre el deterioro salarial será mayor porque se estima una suba de precios de entre el 5 y 6%, superior en un solo mes al ajuste salarial acordado para los últimos meses de 2018. Respecto a los salarios informales, se espera que continúen achatados por la merma de la actividad económica. La mayoría de las consultoras prevé que 2018 concluya con una inflación en torno del 45%.