Gracias a un reciente operativo policial en los burdeles de Bangkok, se destapó una práctica común que contribuye al progresivo desmoronamiento de la capital tailandesa; los barrios más afectados se hunden un centímetro por año.
Según las investigaciones policiales, algunos de los prostíbulos utilizan ilegalmente bombas de agua para extraer el líquido de los acuíferos subterráneos que después utilizan en bañeras de hidromasaje, saunas y otros servicios.
Se estima que los burdeles succionan hasta 400.000 litros de agua por cada jornada, lo que supone un ahorro mensual de medio millón de bat (16.000 dólares) al establecimiento.
Expertos identifican la explotación de acuíferos subterráneos como una de las razones del proceso de subsidencia de la superficie capitalina, a la que se suman la construcción sin control y el aumento del nivel del mar, entre otros factores.
Varios estudios apuntan hacia la posibilidad de que Bangkok quede parcialmente anegada para 2040 si no se aplican estrictas medidas para frenar la erosión, como limitar la edificación en zonas proclives a padecer inundaciones y la construcción de canales de drenaje en torno al río Chao Phraya.